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Las secretarías del REAL BETIS BALOMPIÉ

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  • Las secretarías del REAL BETIS BALOMPIÉ

    Ya puede suponer el lector que en un principio no había, propiamente, local para la secretaría del club. Como no había campo, ni equipo uniforme, ni nada. Gracias con que se tenía un balón y una buena camadería entre los muchachos fundacionales. Pero como se estaba en posesión de un reglamento y comenzaba a cotizarse veinticinco céntimos por cada socio, había que reunirse en alguna parte y llevar las cosas, eso sí, con mucha formalidad.
    Así, pues, las primeras reuniones se celebraban en casa de los directivos-socios y en las mesas de los cafés. Y allí y aquí se peregrinaba con los libros. En este aspecto, podemos decir que las primeras secretarías estuvieron instaladas, por ejemplo, en la calle Alfonso XII y Busto Tavera, domicilios, respectivos, de los hermanos Del Castillo Ochoa y los hermanos Cascales. Así muchos años, las secreatarías fueron errantes. Hoy aquí, mañana allí. Y ya entrada la década del veintitantos recuerda el que esto escribre cómo nos reuníamos en la calle de Guzmán el Bueno, en casa de Roberto Osborne o bien en el despacho trianero de don Antonio M. Luna. Fueron lo que pudiéramos llamar secretarías esporádicas o provisionales. Donde primero afincamos con fijeza y continuidad y adquirió categoría de sede balompédica fué en el restaurante de Las Delicias. En el bajo, con entrada por la calle Tetuán, en la mesa redonda que estaba en el rincón, junto a la escalera, y en los camarotes del interior. En el piso principal, de la misma casa, se reunía la Federación del Sur. Allí iban directivos y socios, los jugadores, y allí era donde se concertaban partidos y se celebraban reuniones "secretas". Eran las auténticas y fidedignas fuentes de información. Algunos conpiscuos iban también todas las tardes al café Central. Muchos años estuvimos en Las Delicias y aquí se concertó el primer viaje que se hizo a las islas Canarias. Después pasamos a los altos del café Madrid. Aquí teníamos un local bastante amplio y completamente independiente. En la puerta de entrada campeaba un gran escudo del Real Betis Balompié, pintado por Eduardo León, cuando el gran jugador había pasado ya a las filas del Sevilla. Aquñi estuvimos varios años. Y después, pasamos a un bajo de la calle Argote de Molina, frente a la casa del eminente novelista don Armando Palacio Valdés situó a su heroína Gloria Bermúdez, en su obra "La hermana San Suplicio". Presidía entonces el club, si la memoria no nos es infiel, el caballeroso cajero del Banco de España, don Antonio de La Guardia. Pasamos durante breve tiempo a la calle Velázquez, a los altos del bar americano, y de aquí, en un ascenso de grandes ambiciones, al magnífico edificio de la calle Muñoz Olivé donde en la actualidad se encuentra el Colegio de Médico. Era la época del dinámico e inolviodable Ignacio Sánchez Mejías. Tiempos de Adolfo Cuéllar, Juan Alfonseca, don José Centeno, Paco Graciani, los Pol, Normand, Wesolowski y tantos otros. Tiempos en que se levantó la magnífica tribuan cubierta del Patronato y se construyó el frontón Betis. Todo el edificio estaba dedicado al club. Salones de Directiva, para los socios salas de recreo, y todo ello instalado con verdadero lujo. Fueron días de gran entusiasmo y en la estrecha calle de Muñoz Olivé, después de los apasionados partidos de fútbol, la resaca partidista libraba descomunales "batallas", que solían terminar en la Comisaría. Después de la calle de Muñoz Olivé, la secratía deambuló por la calle Martín Villa, los altos del Kursaal, el tercer piso del bar Plata, y la guerra nos sorprendió en la calle Bilbao, número 2, esquina a Plaza Nueva. Aquí se perdieron muchos e interesantes documentos de la vida del club. Ocurrió ello en las primeras horas del Movimiento. Los cañones instalados en la Plaza Nueva tiraban por elevación contra el Gobierno Civil, conminando al rendimiento. Duranye el bombardeo, una munición destrozó un poste de la esquina, destrozando las puertas e instalación de la secretaría del Betis. Los documentos desparramados quedaron en medio de la vía pública. Al cabo de unas horas, un guardia se personó en el domicilio del secretario don Manuel Simó. En aquellos momentos la visita era para inquietarse. Palideció el secretario, que sólo recobró la serenidad cuando conoció el motivo de la visita, si es que la recobró.
    Manolo Simó recuperó lo que pudo del informe montón de libros y papeles. Se abrió entonces un paréntisis, el que España al ponerse en pie de guerra. Más adelante, con los balbuceos de la reorganización, aparece la secretaría en el número 20 de la calle Tomás de Ibarra, detrás del edificio de Correos. Una habitación que tenía exactamente-fué medida-las dimensiones de un tranvía de línea de Heliópolis. Y como allí apenas si cabía nada, libros, papeles y documentos fueron trasladados al campo de Heliópolis, donde Tenorio, el veterano y pundonoroso jugador bético que era, y es, carpintero, construyó unos estantes. Pero como el sino del Betis ha sido siempre, o casi siempre, una lucha contra la adversidad, sobrevino la famosa y dramática riada de 1948, con el desbordamiento del Tamarguillo, que tan grandes perjuicios ocasionó a la ciudad. El campo de Heliópolis quedó completamente cubierto por las aguas, que alcanzaron cerce de tres metros de altura. Y aquí se perdió el archivo de la Sociedad y cuanto de importante quedaba de su historia. Fué una pérdida dolorosa e irreparable. De aquí que muchas cosas del Betis haya que fiarlas a la memoria, con lo que ello tiene de inherente, a causa de la fragilidad humana.
    Ya en plena recuperación, aparece la secretaría bética en un buen local, amplio y ordenado, de la calle Mateos Gago, número 23. Antes, claro es, hubo estancias provisionales, desde el bar Jerezano y la tertulia Bética hasta el domicilio particular del directivo don Evaristo Pérez Cortés, en una habitación anexa a la cocina. De la calle Mateos Gago, normalizada la situación por completo y en creciente ascensión la línea deportiva y económica del club, éste se traslada al domicilio actual de la calle Alemanes, 11, con instalaciones verdaderamente espléndidas y de elevada renta. El presidente del club, don Benito Villamarín, cuyo nombre vincula el asecenso a Primera División del Betis en el momento actual y el logro de un rango de primacía, ha tenido el acierto de dotar al club de un domicilio social, digno de su historia, de su categoría, y del fervor entusiasta de sus miles y miles de seguidores. Magnífico local, que no presupone la meta, porque ésta no se conoce en las renovadas ambiciones del Real Betis Balompié y sus gloriosas vitrinas están reclamando para sus trofeos una mayor amplitud.

  • #2
    Re: Las secretarías del REAL BETIS BALOMPIÉ

    Muy bueno tu post que reabro porque parece que ha pasado desapercibido.

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