Desde aquel día 7 de abril de 1928, en que se inició la máquina del Campeonato Nacional de Liga, el Real Betis Balompié ha visitado el barrio nervionense en 46 ocasiones, habiendo vencido en 11, empatado en 8 y perdido 27 veces. Sin lugar a dudas, quizá se presenta un porcentaje escaso en triunfos verdiblancos, aunque algunos de ellos, estuvieron revestidos por la relevancia histórica y moral. Por todo, hagamos un repaso integral de lo más florido en verdiblanco, durante los casi 70 años de visitas ligueras de máxima rivalidad.



Bajo la reciente experiencia de haber vencido inagurando el Campo de Nervión tres años atrás (1-2), el 29 de septiembre de 1931, el Equipo Verdiblanco, entrenado por Sampere, conseguiría sus primeros dos puntos a domicilio, al vencer al final de la calle Oriente por dos goles a tres. Finalmente, los béticos ascenderían a la Primera División, mientras que los blancos tendrían que esperar aún hasta 1934.



El triunfo conseguido aquel de febrero de 1935, consolidó al Real Betis en el primer lugar de la clasificación, con 3 puntos de ventaja sobre su habitual perseguidor del momento, el Real Madrid.

Urquiaga; Areso y Aedo; Peral, Gómez , Larrinoa; Timimi, Adolfo Martín, Unamuno, Lecue y Saro, arrasaron el Antiguo Nervión bajo una superioridad aplastante, ante un Sevilla que alineó su equipo titular y que no pudo repetir la victoria conseguida ante los verdiblancos del Torneo Superregional Mancomunado (2-1). Los tantos fueron obtenidos por Lecue, en dos ocasiones, durante el primer período; mientras que Adolfo Martín ponía la guinda antes de cumplirse el minuto 80 del partido.





Tras el paréntesis de la Guerra Civil y desde que el 17 de enero de 1942 el Betis perdiera por 5 a 0 en la peor Liga en Verdiblanco conocida hasta el momento actual, sólo se habían disputados encuentros de la Copa Federación ( victorias sevillistas por 2-1 y 6-0 en los años 45 y 46…) y algunos amistosos sin importancia, tales como los celebrados con motivo de la Cabalgata de Reyes Magos. No se había disputado ningún enfrentamiento oficial entre ambas entidades deportivas, pues el Betis pasó 7 años en Tercera y 4 en Segunda.

Sin embargo, el sufrimiento bético de tanto tiempo en inferioridad, tendría la mejor compensación posible, al ganar en la inauguración del coliseo sevillista en Campeonato de Liga en un extraordinario partido que significó la consolidación del Club de las Trece-Barras, tras haber pasado por el peor de todos los calvarios; mientras, los blancos habían vivido su época de esplendor dirigidos por Sánchez-Pizjuán, quien hizo todo lo imposible para que el Betis desapareciera.

Aquel 21 de septiembre, el entrenador Antonio Barrios, alineó a Otero; Valderas, Ríos; Portu, Isidro, Paqui; Castaño, Esteban Areta, Kuzman, Azpeitia y Del Sol.

Aunque los béticos se adelantaron en el segundo minuto de juego, con un chutazo imparable de Luis Del Sol, los sevillistas consiguieron mantenerse la primera mitad por delante en el marcador, gracias a los goles de Szalay, de penalti, y de Diéguez.

Nada más comenzar el segundo tiempo, Kuszman lanza un obús que se cuela por la escuadra. En ese mismo instante, el portero sevillista Cardoso sufre una lipotimia y es sustituido por Guerrita. Posteriormente, en unos 6 minutos espectaculares (min 70 y 76), Esteban Areta y de nuevo el húngaro Kuszman establecen el definitivo 2-4.

Aquel extraordinario triunfo tuvo enorme valor moral y simbólico. Y lo que es más, durante la segunda vuelta de aquel Campeonato, se les volvió a vencer en casa por un cómodo 2-0.







Un Betis plenamente consolidado en Primera División, repite triunfo a domicilio en el Pizjuán, dándose la circunstancia de que todos los goles de aquel partido fueron conseguidos por jugadores béticos. Pallarés y Luis Aragonés transforman los tantos verdiblancos, mientras Andrés Bosch, en propia puerta, hace el gol sevillista.






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