Siento que la gente tiene demasiadas heridas y agujeros. Y no hay suficiente cariño, ni ganas, ni constancia, ni valentía, ni paciencia... y todo vuelve a escaparse.

Se nos olvida con frecuencia cuánto
valemos y hacernos valer. Sobre todo si las cicatrices siguen marcando la diferencia. Las heridas enfrentadas levantan demasiados muros.

Me he desgastado ya demasiado. A veces creo que llevo toda la vida reparándome a marchas forzadas mientras me desgasto.

Quizá fuera cierto que no valía tanto la pena.