En verano llegó a San Mamés el “loco” Bielsa. Muchos creían que el argentino fracasaría. Esta creencia incrementó por la forma de jugar que pretendía el técnico implantar y por los resultados de principios de Liga. Pero la reacción del equipo fue magnífica, y en cuanto se aclimató y acostumbró a las exigencias de Bielsa, el Athletic empezó a realizar partidos muy buenos, con un juego elegante acompañado de resultados positivos. Lejos queda el estilo histórico de los leones, ese que, sin embargo, le llevó a conquistar dos ligas de la mano de Clemente. Siempre que se hablaba del equipo bilbaíno se hacía de juego directo, balonazos, segundas jugadas, rechaces, juego aéreo…Dicho de manera coloquial: papapun p`arriba. Eso hasta que llegó Marcelo Bielsa. El “loco”, fiel a sus ideales y a su estilo, obvió la idiosincrasia del juego de su nuevo club y echó la pelota al suelo, le dio galones a un jugadorazo como Ander Herrera (menos mal que no juega contra el Betis), le está sacando un rendimiento espectacular a Fernando Llorente, ha reconvertido a Javi Martínez en un excelente central y a modificado por completo el juego de los vasco.
Al final el camino más corto para el éxito es jugar bien. Y eso se le agradece al técnico argentino que, además, ha demostrado que no hacen falta declaraciones inoportunas y a destiempo para llamar la atención. Lo digo por cierto entrenador asturiano que afirmó que su equipo no era rival para el Betis y ya ha hecho las maletas. Se comió los mantecados pero no ha visto a La Borriquita.
Pablo Caballero Payán