A la tercera fue la vencida. Tras dos derrotas consecutivas, el Betis por fin pudo lograr sus primeros tres puntos de la segunda vuelta, haciéndolo ante un Athletic de Bilbao llamado a hacer grandes cosas esta temporada pero que en Heliópolis terminó hincando la rodilla. Cierto es que lo hizo en el tiempo de prolongación, casi ‘in extremis’, pero fue con total justicia, frente a una escuadra de las trece barras que volvió a dejar atrás a casi todos sus fantasmas.
Sobre todo porque después de las calamitosas actuaciones frente a Granada y Mallorca, el equipo volvió a demostrar que le sobra casta y coraje como para lograr sin problemas la permanencia. Regresaron también la ambición y la actitud que parecían haber desaparecido en las últimas jornadas, dejando entrever que sólo se ha atravesado un bache y que la mejoría con la que se acabó la primera vuelta del campeonato no fue ningún espejismo.
Porque el Betis volvió por sus fueros, plantándole cara y tumbando a uno de los ‘gallitos’ de la categoría, pasando apuros sólo por la falta de puntería de sus delanteros. Y es que ocasiones para finiquitar la contienda antes del último suspiro hubo de sobra, pero la pelotita no quiso entrar entre los tres palos. Afortunadamente, sí que lo hizo justo antes del pitido final, con un gol de Nelson que, además de provocar el éxtasis en el Villamarín, sirvió para confirmar que el caboverdiano está totalmente recuperado para la causa.
Ahora, toca viajar a Zaragoza, donde espera un rival que quiere apurar sus opciones para mantener la categoría y que, por su escasísimo margen de error, venderá carísima su derrota. Será, por tanto, un partido de esos en los que no se puede fallar, en los que la victoria vale más de tres puntos y que, unido al 4-3 del de la primera vuelta, podría dejar fuera de combate a un adversario directo casi de forma definitiva.
Y es ahí donde los de Mel deben imponer su ley sin miramientos. Porque está muy bonito eso de vencer a los ‘grandes’, pero la Liga del Betis, salvo que la tabla y el calendario determinen en un par de meses lo contrario, no está de la mitad hacia arriba, sino hacia abajo. Por eso, y tras ver cómo los ‘goal averages’ ante Granada y Mallorca quedaban en el aire, no cabe otra que ganar a los rivales directos para empezar a tener hechos los deberes para cuando lleguen las notas en junio.
No en vano, en Heliópolis se sabe lo que es bajar por un solo gol, por lo que hay que poner todos los medios para, por si pudiese volver a darse el caso, evitarlo. De momento, las dos primeras oportunidades para conseguirlo se han desaprovechado, lo que obliga, aún más si cabe, a que no suceda de nuevo. Porque todo se decide ahora y fallar está prohibido.
Por eso, en La Romareda el Betis debe dar el primer paso para aprobar una asignatura que de momento tiene pendiente, pero de la que depende gran parte de sus posibilidades de éxito esta temporada. Y es que tumbar a los de arriba da puntos y moral. Pero cuando se pelea, como en el Villamarín, por evitar el descenso, hacer lo propio con los de abajo es aún más importante, ya que da la vida.
J. Julián Fernández S.
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Una asignatura pendiente que aprobar
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