Pasó el líder destacado de Primera por el Benito Villamarín y el Betis consiguió hacerlo humano. Lo hizo a base de casta, coraje e implicación, justo la misma que se le echó en falta hace una semana frente al Levante; ésa que cuando alguien juega contra un ‘grande’ muchas veces no resulta suficiente. Sobre todo, cuando el reglamento es distinto según el color de la camiseta o el escudo que luce el futbolista y se dejen sin sanción acciones que tienen que ver más con el balonmano que con el balompié.
Y tampoco parece lógico que los medios amparen situaciones así, centrando todos los focos en la mano involuntaria de Rubén Castro en el control que propició el 1-0 y pasando de puntillas sobre el protagonismo de las extremidades superiores de los jugadores del Real Madrid. Pero claro, para aquel que vio el partido por televisión y apreció cómo Mourinho, Chendo y Karanka se llevaron los noventa minutos haciendo amistad y pidiéndole el Facebook a Iturralde, sus asistentes y Sagués Oscoz, no hay sorpresa que valga. Porque en esta Liga, hasta eso tienen la desfachatez de mostrar las cámaras.
Así, el resultado se ciñó al guión previsto, con una victoria merengue más sufrida de lo esperado, ya que si el fútbol entendiese de justicia lo ideal hubiese sido un empate. Porque el Betis jugó sin complejos, plantando cara, tuteando al presumible campeón de Liga y luchando contra los elementos. Ay si esa falta botada por Salva Sevilla no llega a dar en el larguero… o si el nivelito de los árbitros en nuestro país no fuese tan bajo…
Como en el Camp Nou, los de Mel sumaron una nueva derrota, pero se llevaron también una victoria moral que hay que hacerla buena en el próximo partido. Porque más allá de la buena imagen, se han encadenado dos derrotas consecutivas y hay que romper esta dinámica cuanto antes para que no regresen los fantasmas. Máxime cuando la próxima jornada es ante un Rayo que marca el ecuador de la tabla y al que un resultado adverso podría meterle de nuevo el miedo en el cuerpo.
Será uno de esos partidos en los que la escuadra de las trece barras deberá mostrar su verdadera cara, porque es en campos como el de Vallecas, en los que nadie regala nada, donde se gana la permanencia. Quedan todavía entre 13 y 15 puntos para asegurarla y los primeros que comiencen a rebajar esas cifras deben caer cuanto antes, a ser preciso esta misma semana.
Por eso, ante los de Sandoval, los helipolitanos deben salir a morder como si delante estuviese el Real Madrid, sin pensar que es su vecino pobre el que tienen enfrente. Sólo así pueden llegar las cosas a buen puerto. Porque este Betis ha demostrado de sobra que sabe dar la cara contra los ‘grandes’, en encuentros en los que a poco que la suerte hubiese acompañado el resultado habría sido mucho mejor. Pero esa no es la Liga de los verdiblancos. La suya es la de partidos como los de esta sábado, en los que sólo vale demostrar que se es el más fuerte entre los ‘iguales’.
J. Julián Fernández
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A ser el más ‘grande’ entre los ‘iguales’
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