Michel ha metido la pata. El entrenador del Sevilla, renovado tras no cumplir el objetivo propuesto por su club, ha realizado unas declaraciones fuera de lugar, tiempo y tono. La cordialidad que reina entre las dos entidades sevillanas puede verse afectada por estas inoportunas palabras de Michel.

A mi me da igual que el entrenador del Sevilla lleve razón. Me importa muy poco que tenga motivos para guardarle rencor a Mel. Lo personal debe quedarse al margen y hay que velar por mantener unas relaciones amistosas y respetuosas entre los clubes. Con estas palabras Michel puede provocar que los descerebrados de siempre se enciendan, aun más, cuando llegue el derbi sevillano, teniendo que volver a sufrir la vergüenza de ver como se lanzan bengalas a los aficionados, una botella a un entrenador, un cuchillo a un jugador o que un demente salte al césped para agredir al portero rival. Aquí en Sevilla estamos hartos de estas sinvergonzonerías y no queremos sufrirlas otra vez. Las palabras de Michel pueden haber encendido una llama que estaba muy controlada y débil. Y además, si en la rueda de prensa que dio el día de su presentación como entrenador sevillista dijo que su relación con Mel era buena, ¿por qué ahora sale con estas declaraciones?

Quizá Michel no ha digerido todavía el gol de Beñat en el minuto noventa y dos, el repaso que un equipo de Segunda le dio a su Getafe una mañana de Reyes Magos o que el entrenador que tuvo enfrente en los dos casos anteriores, si consiguiera ascender al Rayo cuando él fracasó en su intento. Los cristales en el estómago dan ardentías. Pues sal de frutas y boca cerrada para evitar flatulencias. Que torpe e imprudente ha estado el entrenador del Sevilla.

Pablo Caballero Payán