Miércoles 26 de septiembre, 21:50 horas, estadio Benito Villamarín. El Betis se va al descanso de su partido ante el Atlético de Madrid ganando por 2-1, lo que, momentáneamente, coloca a los verdiblancos en la segunda plaza de la tabla, a sólo tres puntos del todopoderoso Barcelona. Por delante, cuarenta y cinco minutos para aguantar el resultado y dar un nuevo pasito adelante que, ante todo, dejase la permanencia un poquito más cerca, aunque siempre sin perder el derecho a soñar.
Hasta entonces, el colegiado catalán Álvarez Izquierdo había pasado prácticamente desapercibido en un duelo abierto, lleno de alternativas y de los que gusta ver al espectador. Pero, tras el paso por los vestuarios, todo cambió, ya que el árbitro se encargó de robar todo el protagonismo posible a ambos equipos, perpetrando uno de los escándalos más clamorosos que se recuerdan en mucho tiempo.
Para empezar, expulsó a Perquis por un penalti que nunca debió señalarse por fuera de juego posicional de Miranda. Así, llegó el empate a dos, envalentonando a un Atlético que, al poco, dio la vuelta al marcador. Ya por entonces, el trencilla se había dejado la vara de medir en la caseta, sancionando todo lo que veía, incluso más, a la escuadra de las trece barras, y mostrándose excesivamente permisivo con los colchoneros. El colmo, la expulsión de Campbell tras una mano de Filipe Luis que debió ser castigada como pena máxima. Y de ahí en adelante, el escándalo no paró hasta que sonaron los tres pitidos finales que desembocaron en la lógica bronca por parte de la grada.
Una situación dantesca, ilógica para una Liga que desde hace años presume de ser la mejor del mundo y que se olvida de demostrarlo cada semana sobre el campo. Aunque, quizás, sea porque no les interese a los que mandan en una Federación tan corrupta como cortijera y en una LFP en la que todos son monigotes al servicio de los operadores televisivos. Hace mucho que se quitaron las caretas, dejando claro que los equipos de Despeñaperros para abajo les molestan, sobre todo el que vive al final de La Palmera.
Y si a eso se le une que, a la vista está, este año quieren que la lucha por el título tenga una nueva opción, para qué extenderse más. Porque, no nos olvidemos que el Betis comenzó a perder su partido contra el Atlético a finales de agosto, con una suspensión que se decretó a sus espaldas y siguiendo lo que dictaba el presidente rojiblanco, Enrique Cerezo. Por no hablar del historial del amigo Álvarez Izquierdo, que, con el del miércoles, ha arbitrado tres duelos así en el Villamarín y todos acabaron con victoria de los del Calderón ¿Casualidad o no?
Con este panorama, ¿cómo iba la escuadra de las trece barras a colocarse segunda en la tabla? Imposible, máxime cuando estaba delante el nuevo equipo de la Federación, un conjunto que ha perdido su condición de ‘pupas’ para convertirse en el ‘niño mimado’ de unos estamentos deportivos que sólo intentan dar la razón a un modelo que hace aguas por todas partes. El que caiga en el camino, simplemente, habrá tenido mala suerte. Y que no alce la voz, que verá premiada su valentía con la para nada desdeñable cifra de cuatro duelos oficiales en apenas doce días.
Mientras, se seguirán llenando la boca los medios de la capital con eso de “la Mejor Liga del Mundo”, rindiéndose ante la calidad de un Atlético que, posiblemente, podría llegar igual de lejos por sus propios méritos, ya que tiene un equipazo, pero al que el empujoncito que le están dando desde que comenzó el curso no se lo quita nadie. Ya nos gustaría a muchos ver al Betis en una situación similar o, al menos, sin sufrir los efectos colaterales de unos estamentos deportivos que dicen que miran por todos y, al final, sólo lo hacen por unos pocos, los de siempre.
Así pues, al resto sólo le queda volver a ser una mera comparsa en esta competición adulterada, organizada desde los despachos y con el beneplácito de las televisiones. De este modo, asistirán a la ascensión al olimpo de los elegidos de un nuevo equipo, con el que intentarán convencernos de esa cantinela tan manida de que “la Liga no es cosa de dos”. Porque este año en el Vicente Calderón pueden soñar con pelear con el título, gracias al Atlético Federación
J. Julián Fernández
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