Decía mi admirado Romero, Kiwi para los amigos, que no se acaba el mundo porque incluso aquí, en el Betis, resucitamos muertos. Y no le falta razón. Lo del Betis es para mirárselo con lupa. O mirármelo yo, pues cuanto más seguro estoy de un partido más mal fario le doy al equipo. Pensé en el Granada como víctima prederbi, y pasó lo que pasó. Pensé en el Mallorca como víctima antes de navidad y mira lo que ha pasado.

En fin, que es, de nuevo, una llamada de atención a la humildad y a los objetivos concretos.

Pero... ¿Cómo hablar de este partido sin nombrar a dos innombrables? Ofú, qué difícil. Uno, provocador nato, con el agua al cuello, con órdenes estrictas de mandar en un partido a base de todo lo que no es fútbol, que también lo es, no nos equivoquemos. Otro, malo de solemnidad, malo y remalo, determinando un partido por inutilidad tanto técnica como por no dejarse asesorar.

Pero así es la vida, en lo más alto, batacazo. A mí lo de la manita no es más que la forma torticera, poco elegante y cuasi extrema de provocar un cambio en un partido que a priori está perdido, así que nos ha ganado, nos ha ganado con la manita porque solemos picar, obviando nuestro objetivo y cayendo en el trapo que un solo señor, que desea volver donde los béticos no tenemos muchas ganas de ir, nos ha puesto en la cara.

No ví en las gradas a mi presi...denta... Una pena, me hubiese cambiado por ella. Al otro, al presi... dente, lo ví cómo de querer ser toreado por el de la manita le dió un pase de pecho de lo más elegante. Se puede ser como se sea, pero incluso donde no te dicen nada buscar la pelea para salir en los medios en plan víctima, como que no.

Así que hemos vuelto a resucitar a otro muerto que sigue moribundo.

Pd.: Olé el Betis B, 4 de 6 en la situación que estamos hace que estas navidades se vean con esperanza. A seguir.