Y a pesar de las mil y una maneras que la LFP ha tenido para ponernos los partidos en los horarios más horrendos, los béticos hemos acudido al Villamarín, mostrando en la mayoría de las ocasiones unas entradas envidiadas por clubes de toda Europa. Y es que los béticos tienen ganas de Betis, y ni la LFP ni esta competición adulterada lo puede impedir.
Hemos podido comprobar cómo surgen iniciativas que el club debe sopesar seriamente, como la grada joven, aunar esfuerzos para que sea una realidad evidente que nuestros chavales buscan para hacer sentir el Villamarín como una olla a presión. Con el campo como lo tenemos es difícil, pero con el compromiso de todos seguro que peñas, grupos de animación, béticos en general, se puede llegar a un cauce que derive en tan anhelado sueño.
También hemos podido comprobar cómo el estadio ha lucido en ocasiones grandes sus mejores galas. Banderas, tifos, bufandas, verde y blanco de las mil maneras han poblado nuestras gradas y han merecido el respeto y la admiración del mundo del fútbol, poniendo esos puntos positivos que nos hacen ser una de las mejores aficiones de España. Es un esfuerzo enorme por parte de todos los béticos comprometidos en su tiempo e incluso en su bolsillo por lograr marcos históricos para nuestro club. Y esta temporada hemos demostrado que, si queremos, podemos convertir el Villamarín en una maravilla.
Es cierto que no todos los béticos tienen las ganas de, incluso, animar o cantar o bufandear, pero el resto de béticos lo que podemos hacer es animarlos, siempre animarlos, y para ello no hay mejor ocasión que echarle ganas, aplaudir a quien quiere hacer algo, y dar el valor y respeto a esos logros que nos hacen grandes como béticos.
Esta temporada se apaga y ha sido grande en muchas cosas de todos los béticos, ojalá la temporada que viene sea todavía mejor. Ya lo decía Alatriste... juntos somos inmortales.
La Recontracrónica