La mascota del Real Betis, Palmerín, con la bandera de EuropaUn mal fario recorrió el Villamarín finalizando el partido con el Zaragoza.

Palmerín saco una bandera europea y corrió por la banda. El corazón de los béticos corría tras Palmerín pero la lógica y las matemáticas decían otra cosa. Había que esperar y esa foto se ha guardado en los cajones para poder sacarla con no muy buenas intenciones.

El bueno de Palmerín ha visto cómo la foto se ha transformado en realidad, y un golazo de un jugador que tiene otro mal fario que lo combate con trabajo, con muy buen trabajo y ganas puso la guinda a una temporada que significa mucho para muchos béticos.

Cuando allá por 2007 se empezó a mover una corriente bética que quería otro Betis, un Betis que iba a librar la más dura batalla fuera de los terrenos de juego, su hábitat natural. Y los béticos hicieron de ladrillos para un muro cuya argamasa estaba constituida de unos ingredientes poco vistos hasta entonces: dignidad, limpieza, honestidad.

Era un muro cada vez más fuerte frente a la decadencia y un modo de hacer Betis que se va enterrando con paciencia y cuidado. El muro llegó a ser una oleada de 65000 béticos que formaron lo que se conoce como la Grada de Plaza Nueva. Y el muro amparó cambios que venían con unos mensajes apocalípticos: travesía por el desierto, años de dureza.

Y ni aún así los béticos dejaron de aportar sus acciones, su talento, su esfuerzo, su voz e incluso se adelantaron a limpiar parte de esa roña que cubre el mundo del fútbol y que es la que cubría nuestro club. Bajo tutela judicial y con transparencia nunca vista el Betis ha respondido, ha pegado un salto tan enorme que la travesía por el desierto se ha transformado en una bulla de semana santa.

Y lo mejor es que en todo esto no hay un cabeza visible, un iluminado salvador, sino miles de béticos, esos que forman el muro que se ha construido para que, tras él, la vida del Betis sea más fácil, y jugadores, técnicos e incluso directiva tengan un sitio cómodo para trabajar.

Me gusta hablar de la fiel infantería, me gusta hablar de que los béticos tienen parte de mérito y responsabilidad. El mérito se reparte proporcionalmente entre miles, pero la responsabilidad es quizá de lo que más orgullosos estén los béticos, pues implica que se han levantado de lo más profundo y han llegado a cotas que parecían inimaginables. Cotas humildes para cualquier club, pero el Betis sabe que no es cualquier club.

Juan Carlos Pérez