Beñat durante un encuentro con el Real BetisSe fue Beñat. Como era previsible, el de Igorre dejó de vestir de verdiblanco y certificó su regreso al Athletic de Bilbao, poniendo así fin a un culebrón que duró infinitamente menos de lo que muchos esperábamos.

Ocho millones de euros, el hecho de no haber renovado y el deseo del propio futbolista precipitaron los acontecimientos, escribiendo las últimas líneas, al menos de momento, de uno de los grandes ídolos de la escuadra de las trece barras en su historia más reciente.

Un mediocentro que llegó procedente del Conquense al filial hace cuatro años, que ofreció siempre buenas maneras mientras jugó en la ciudad deportiva de Los Bermejales y que subió al primer equipo coincidiendo con el inicio de la temporada del ascenso. A partir de ahí, su progresión pareció prácticamente imparable. Se hizo indiscutible para Pepe Mel, hasta el punto de lograr en propiedad el ‘10’ en cuanto lo dejó libre Juande.

De este modo, fue importantísimo para devolver a los heliopolitanos a Primera, ganándose de paso el favor de una grada que lo ascendió a los altares gracias al campañón que protagonizó el curso pasado y, sobre todo, sus dos goles en el derbi disputado en Nervión.

Aquello le abrió las puertas de la selección, quedándose a un paso de ir a la Eurocopa de 2012 y haciendo que llegasen a sus oídos ofertas mareantes. La que más, la del Wolfsburgo, que se quedó con las ganas de incorporarlo a sus filas.

Por entonces, el Betis soñaba con renovarle, algo que, según pasaron los meses, se convirtió en imposible. Mientras tanto, su rendimiento se iba quedando lejos de las expectativas, haciendo pensar que su cabeza estaba más fuera que dentro de la entidad.

Por ello, no es de extrañar que la escuadra de las trece barras le buscase rápidamente sustituto, fijándose en Joan Verdú. Un fichaje que se ha cerrado con más emoción que la deseada, tras ver cómo parecía desvanecerse a las primeras de cambio, cuando el catalán pasaba reconocimiento médico con Olimpiakos. Sin embargo, la paciencia ha dado sus frutos en Heliópolis con un contrato de cuatro años que convierte al ex espanyolista en una de las incorporaciones más importantes de cara a la próxima temporada.

Él será el encargado de asumir los galones dejados por Beñat en la ‘sala de máquinas’ verdiblanca, quien deberá llevar con acierto una manija que durante los tres últimos cursos ha tenido el sello del de Igorre.

Porque pese a tener cuatro años más que el vasco, el barcelonés se ha convertido ya en su heredero, ilusionando con su llegada a una afición que ve cómo poco a poco se va renovando un vestuario que le ha dado muchísimas satisfacciones en los últimos tiempos y cuyos integrantes van marchándose en busca de nuevos retos.

Afortunadamente para los intereses béticos, se está actuando con celeridad para cubrir las bajas y que el plantel no pierda ni un ápice de competitividad. La idea es seguir creciendo, como hasta ahora, demostrando que todavía queda margen para continuar dando estirones sin darse con la cabeza en el techo. Y para ello es fundamental que la planificación avance al mismo ritmo que hasta ahora, haciendo realidad esa máxima que defiende el refranero, esa que dice que “a rey muerto, rey puesto”.

J. Julián Fernández