Con todas las limitaciones futbolísticas de la plantilla, las mismas de todo el curso a pesar del pase a octavos, partidos como el disputado ante el Rubin demuestran lo atenazado que vive este Betis. El equipo se soltó en la fría Kazan y pareció otro completamente distinto al que deambula esta campaña por Primera. Con menos necesidades, los verdiblancos igual hubieran sumado algún punto más en Liga.
Claro que la última cita europea no debe hacer perder la perspectiva de la temporada. Sólo fue un pequeño desquite. Seguramente los béticos firmaron su segundo mejor partido del curso, tras el que disputaron en Liga frente al Valencia en el Villamarín y que finalizó con un 3-1. Eso, a final de febrero, es sintomático de las fatigas que ha pasado el cuadro verdiblanco.
Si ya en la ida el Betis dio la sensación de ser superior al Rubin Kazan, en Rusia la impresión aumentó. Del minuto 1 al 90 los verdiblancos dominaron el balón, con intensidad y personalidad, y coleccionaron ocasiones para marcar algún gol más. Es desconocida la regularidad durante un partido completo de los heliopolitanos, acostumbrados a lagunas hasta en sus días más acertados. Esta vez no hubo mancha.
Se intuye que en los dos últimos partidos el Betis ha elevado su condición física. Ya frente al Athletic de Bilbao jugó con más ritmo que nunca ante un cuadro que tiene en ese aspecto a unas de sus virtudes. Contra el Rubin Kazan volvió a ver un equipo fuerte en el choque, que adelantó la línea de presión y que cuando tuvo la pelota imprimió velocidad a sus acciones.
Mentalidad, nivel del rival y mejora física. Posiblemente hubo de todo un poco. El caso es que la maquinaria bética funcionó hasta el punto de que los mayores temores en forma de futbolistas por los precedentes, Dídac y Jordi Figueras, cumplieron. El lateral, con todas las reservas, parece más asentado en sus últimos encuentros y al central le dio hasta para mandar un balón al palo
No desentonaron aunque los que llamaron la atención por su buen rendimiento en Rusia fueron otros. Incansable por la banda Juanfran -apenas exigido en defensa-, también fueron muchos los kilómetros que hizo N'Diaye en mediocampo. El senegalés incluso apareció en las dos áreas y con Lolo Reyes sostuvo al equipo. Cedrick fue otro que no paró de correr y puso en jaque a la defensa del Rubin Kazan. Merece seguir jugando.
La brillantez fue asunto de otros tres. Nono, gol al margen, fue clave para mover al equipo y conectó con Leo Baptistao y Rubén Castro. Curioso que el brasileño ofreció su mejor versión como bético cuando apareció por detrás del punta y no tan pegado a la banda. Algo que se venía demandando desde hace tiempo. Su jugada en el segundo gol, culminada con maestría por el canario, fue una maravilla.
Nada que ver el Betis al que acostumbra esta temporada. Un equipo que en Europa parece otro y que por un día aparcó la mediocridad futbolística de todo el año. Algo que le valió para superar con claridad la eliminatoria y que propiciará un inédito derbi europeo con el Sevilla. Queda por ver si el partido en Rusia sirve para cambiar la inercia en Liga y sumar puntos con mayor regularidad.