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ID:	6575125Ni por el orgullo de la camiseta, ni porque ya no tiene presión al estar matemáticamente en Segunda y no se juega nada. El caso es que el Betis volvió a caer, en esta ocasión en Almería, y van 24 derrotas en 36 partidos. Números bestiales de un equipo que, más allá de descender, se convirtió en una máquina de perder partidos, independientemente de las circunstancias.

Los de Calderón no supieron aprovechar que jugaron con un futbolista más durante más de media hora por la expulsión de Suso. Tampoco que el Almería estaba hecho un flan por las necesidades extremas de puntuar. Ni siquiera la ventaja que llegaron a tener los verdiblancos en el marcador con el 1-2. Errores defensivos alarmantes y un claro penalti por mano de un jugador local y al final, como casi siempre este año, derrota.

Esta temporada da igual el rival, si es de la parte de arriba o de abajo. Si el contrario se está jugando más o menos en el partido. Si cae porque el contrario es mejor y muy superior o si es por infortunio. Si pierde porque regala el choque por fallos defensivos propios o porque perdona oportunidades. Si hay decisiones arbitrales que perjudiquen al equipo. El caso es que el Betis está sumido en una tremenda inercia perdedora.

Por eso, cuando se levantaron algunas suspicacias sobre la derrota del Betis en Almería, no hay más que tirar de historial de este año, para darse cuenta de que el equipo no hizo otra cosa que lo que hace siempre. Lo que sí supone es una afrenta terrible para una afición, lo único de Primera que queda en el Betis, que no sabe dónde está el pozo de su equipo esta campaña.
La galería de derrotas este año es amplia. Puede pensarse que los verdiblancos tuvieron oportunidades en Almería y que llegó con cierta claridad arriba. Probablemente por las facilidades rojiblancas. Sin embargo no se concibe recibir el 2-2 en un contragolpe cuando el Betis iba ganando con un jugador más. Tiene muchos defectos el cuadro bético, pero el de la candidez defensiva es el que más le condenó a Segunda.

Son sólo 22 puntos en 36 partidos. A estas alturas da la impresión de que el Betis ya le queda lejos hasta el objetivo de la cacareada dignidad. Todo resultado de una plantilla mal confeccionada y sin nivel de Primera. Muy alejada, por ejemplo, de los 36 puntos en los que se cuece ahora la permanencia. Los culpables del descenso fueron de sobra señalados, pero el futuro es incierto.
La restructuración del Betis debe hacerse desde arriba y abarcar todas las áreas. No se merece la institución esa inercia perdedora de este curso. Deben cambiar directivos, encontrar de una vez el director deportivo, acertar con el entrenador y afinar con los fichajes. La única ventaja de este descenso tan anunciado es el tiempo para preparar el futuro. Claro que da la impresión de que en el club no hay demasiado movimiento aún.

La plantilla debe ser renovada casi por completo. Más que comprobado que no vale para Primera, saltan las dudas con muchos jugadores incluso para Segunda. Además la mayoría están más que desgastados de cara la afición. No tienen crédito y en un escenario con algún resultado complicado en Segunda la próxima temporada, se intuye que no podrían aguantar la presión. Regenerar o seguir perdiendo.