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ID:	6575127¿Todavía quedan partidos? Que acabe ya, por favor, que ni siquiera estos partidos de ****** sirven para aclarar nada en nuestro Betis.
Ahora mismo los regates se dan en despachos nada claros, el marrulleo viene de personajes que no están en el campo pero con mucha experiencia en el tema. La bisoñez de la defensa de nuestros despachos fomenta cada vez más los goles que nos cuelan continuamente. El míster elegido desde el juzgado nos dejó vendidos en navidades después de que la columna vertebral económica se guardase para decorar la cuenta corriente mermando la sangre en el campo. El nuevo llegó y continuó con lo mismo, y así nos ha ido.


La afición está entre harta, muy harta, y resignada, muy resignada. Las protestas son como sarpullidos pero pocas se concretan en nada claro. Es comprensible porque los béticos hicieron frente común ante una adversidad descomunal y sus fuerzas cayeron en manos en las que se confiaba y se sienten traicionados, se sienten que sus esfuerzos pueden, de nuevo, ser inútiles como ahora parece demostrarse.
Nos hemos ido a segunda, estamos en segunda. Paseamos un equipo a los que los béticos no siguen ya esperando victorias, sino finales de partido en los que no se evidencien las vergüenzas que nos martirizan.


¿Empezar de nuevo? ¿Cómo? Ahora muchos béticos tienen en la boca nombres constantes de culpables que repiten de forma automática. Pero alguien debe echar el balón al suelo, ahora que hablamos del Betis. Y sigo convencido de que entre los béticos hay gente muy preparada, muy muy preparada. Pero el tamiz, la entrada y salida del embudo, por culpa de nuestra deuda, de nuestra intervención judicial, es del personaje puesto para ello desde el juzgado. Pudo hacer más, seguro, pudo haber evitado tentaciones, podrido mundo del fútbol, pudo haber sentido más el latido bético, de todo el Betis, poniendo cordura y sentido común antes que candados en unas cuentas basadas en otros negocios que no son el fútbol. El Betis no es una empresa pastelera que si le funciona una máquina fabrica siempre las mismas rosquillas durante años.


En definitiva, he llegado incluso a desconfiar de reuniones que hace algún tiempo atrás me hubieran cargado de ilusión. De béticos que los tengo como tales que buscan soluciones. Pero los que ahora ocupan la planta noble verdiblanca deben saber que en su desidia hay más culpa que en sus propias decisiones y eso lo van a pagar, de nuevo, una generación de béticos perdidos. Yo les pediría, como mínimo, que abandonen sus puestos, que pueden, que salvo el administrador judicial ellos son los que deben hacerlo por responsabilidad y beticismo.


Y que acabe ya, por favor.