Pasó contra el Zaragoza en uno de los partidos más completos del curso liguero. Los verdiblancos vencieron de manera convincente. Incluso sobró casi toda la segunda parte para saber que los puntos se iban a quedar en el Villamarín. Señales de un Betis que ha ganado seis de los últimos siete partidos y que impone un ritmo de puntuación imposible para sus perseguidores.
Incluso el juego llegó en los últimos encuentros. Como sucedió ante el Barcelona B, el Betis mandó ante los aragoneses y se adueñó de la pelota. Más allá de algún susto visitante y de algún tramo menos intenso, los de Mel fueron decididos a por la victoria. Esa es una gran diferencia respecto a jornadas atrás, la determinación para buscar los tres puntos e imponer la superioridad en el terreno de juego.
Puede que tenga que ver el dibujo táctico. Otra vez un solo pivote defensivo -en esta ocasión Lolo Reyes- y Dani Ceballos y Portillo al mando de las operaciones. Cuando se juntan estos dos el fútbol fluye. El canterano sin tanto brillo como en otras ocasiones pero a buen nivel, el malagueño dio un recital por su parte. Fue el mejor del Betis. Apareció mucho y bien. Un excelente noticia el crecimiento de un refuerzo que llegó para dar un plus al equipo.
Claro que puestos a hablar de parejas, la más determinante fue la de los delanteros. Un clásico en los cinco últimos años. Doblete goleador para un Jorge Molina al que se le deberá agradecer buena parte del ascenso y del que sigue sin entenderse su ostracismo en la primera parte del torneo. Su primer gol denota cualidades de un jugador con una clase enorme, no siempre suficientemente valorado.
Los nueve goles de Jorge Molina en sus últimos nueve partidos en el Benito Villamarín hablan por sí solos. El alcoyano marca muchas veces, además, el primer tanto, el más complicado. El 19 bético ha tomado el testigo del liderazgo de Rubén Castro para determinar en los momentos más difíciles. Menos llamativo fue la actuación del canario. Andaba destemplado hasta que el cabezazo del segundo gol. Otro tanto más luego y ya suma 22 dianas. Casi nada.
Hasta otros jugadores, que acaparan menos atención y que incluso muchas veces están en el punto de mira de la crítica, destacaron. Fue el caso de Molinero, gran asistente en el segundo gol y ganador de casi todos sus duelos; o Casado, quien salvó una mañana difícil por sus precedentes y que originó el tercer tanto antes de que Rubén Castro conectara con Molina. Sintomático del momento bético.
La grada vivió una auténtica fiesta y disfrutó de la segunda gran goleada de la temporada. Todo en el momento justo y con la sensación de que el ascenso está más cerca que nunca. Incluso a la victoria se añadió buen juego. Ingredientes que invitan al optimismo. Eso sí, queda rematar la faena y las confianzas nunca fueron buenas compañeras de viaje del Betis. Paso a paso.