Los números verdiblancos de los últimos meses son aplastantes. En Mendizorroza conquistó su quinta victoria consecutiva. Ha ganado siete de los ocho últimos partidos. Unas veces acompañado de buen juego, otras veces con menos argumentos futbolísticos. El caso que el Betis ha metido la directa y se ha aficionado a la sana costumbre de ganar, mientras los rivales son incapaces de seguirle el ritmo.
Esta vez el Betis se aferró a la calidad individual de sus jugadores para vencer. La que demostró Jorge Molina, que sigue sin faltar a su cita con el gol. La de Rubén Castro para asistir en el primero y marcar con pillería en la falta del segundo. También la de Adán para salvar a su equipo en momentos delicados con intervenciones que le consolidan como el mejor portero de la categoría.
Nadie en Segunda tiene a futbolistas de ese estatus y esa fue la ventaja bética, como tantas veces ocurrió en la temporada. El Alavés generó más fútbol y como colectivo hizo un partido más completo que el Betis. Por ocasiones tiene derecho a lamentar la derrota. Sin embargo, los goles son lo que cuenta. El resto es secundario y en las áreas los heliopolitanos fueron mejores.
Salvo algunas pequeñas fases, el Betis casi nunca tuvo el mando del partido ni el balón. Especialmente agobiantes fueron los minutos finales en los que el cuadro de Mel se aculó atrás. Incluso acabó con tres centrales para intentar contener. Unas veces la falta de puntería del rival, otras la pericia de Adán impidieron el gol. A vueltas con la calidad que sí tienen el portero y la pareja de delanteros verdiblancos.
Lo que no funcionó fue el mediocampo verdiblanco. Casualidad o no, el día que volvió a jugar con dos pivotes defensivos -Xavi Torres y N'Diaye- el equipo dio un paso atrás respecto a los dos últimos encuentros. Ante el Barcelona B y Zaragoza el equipo sí había tomado la iniciativa del juego, curiosamente con un solo pivote defensivo y dos centrocampistas creativos como Portillo y Dani Ceballos.
Las molestias del canterano hicieron ser precavido a Mel que prefirió no alinearlo inicialmente. Algo se notó cuando Dani Ceballos saltó al terreno de juego en la última media hora, aunque su efecto no duró demasiados minutos. El Betis volvió a tener problemas con la pelota. No ayudó la disposición, tampoco el rendimiento de los Xavi Torres, N'Diaye o Kadir. Ni siquiera Portillo fue el de otros días.
Claro que todo eso es relativo con la tremenda pegada de su histórica pareja de delanteros. Soluciones individuales en días en los que no funciona lo colectivo. También vale y es una virtud más en el fútbol. Lo mejor para el Betis en Vitoria fue el resultado y el descontar una fecha más al calendario. Queda rematar la faena y evitar que la relajación desvíe del camino.