Es cierto que pediros un abono es complicado porque los béticos lo sacamos en agosto, con "la caló". Y desde entonces llevamos temporadas encomendándonos a todos los santos para que la temporada sea, como mínimo, tranquila.
Este año hemos llegado aquí y ahora, a pocos días de vuestra venida, con el miedo y el frío encogiendo nuestra alma verdiblanca. Mi abono está en la cartera, y ahí estará hasta final de temporada, pero mi Betis no lo encuentro.
Son cuatro goles de carbón negro negrísimo los que parece que nos habéis dejado en las casas béticas cerca del seis de enero. Supongo que serán de negro carbón para hacernos reflexionar que el Betis es quizá demasiado grande para agarrarse agónicamente a metas tan precarias.
Por eso no sé si pediros como carta de última hora, de correo urgente, que el Betis sea algo parecido a lo que su afición es capaz de mover, a lo que su gente siente. Y no es el manquepierda conformista, ese hace tiempo que los béticos no lo interpretan, no lo entienden.
También entiendo que no sea esa su labor, la de hacer lo que nosotros mismos deberíamos ser capaces de crear, un universo bético lo más inmune posible a los vaivenes del fútbol.
Encontrar la manera de que mirar arriba sea una constante y que una temporada buena no sea la excusa para una década mala.
Juan Carlos Pérez