Miguel TorrecillaEn el fútbol, como en la vida misma, siempre es una ventaja tener un plan y las ideas claras para conseguir un objetivo.

No significa esa primera premisa que el éxito esté asegurado, pero sí es un buen punto de partida que da más probabilidades. Luego la pelotita, que al fin y al cabo es lo que cuenta en esto, validará o no con los resultados las decisiones.

Estamos en mayo y del nuevo proyecto del Betis sólo se puede tener una ligera impresión. Sería una temeridad establecer juicios definitivos sobre lo que puede deparar la próxima temporada. Lo único valorable a estas alturas es la sensación de que en la entidad verdiblanca hay una clara hoja de ruta marcada, que quiere evitar improvisaciones y vaivenes.

Ejemplo hay varios. Era un secreto a voces que Eduardo Macià no seguiría en el club, pero ya tras el derbi el Betis anunciaba la ruptura del contrato con el director deportivo. Aproximadamente una semana después se oficializaba la llegada de Miguel Torrecilla. Otro ejemplo fue la elección de Gustavo Poyet, quien era el elegido con el equipo ya salvado pero sin que la temporada hubiera acabado.

Hay celeridad en la toma de decisiones del Betis. Ya es un paso. Se han vivido temporadas recientes y otras más lejanas, en las que las determinaciones en el club se convertían en culebrones con la sensación de que las elecciones de entrenadores o directores deportivos no se tenían claras. Los dispares perfiles de los candidatos lo verificaban.

El discurso de Ángel Haro es ambicioso. Otro paso. El tiempo dirá si se consigue lo que pretende. Lo que sí es constatable ya es la determinación por tomar decisiones y no ser un presidente de paso. Ejemplo de esto segundo hubo en el Betis años atrás. El actual tiene una hoja de ruta que pretende poner en práctica desde ya.

En otro eslabón de la cadena, que también da la impresión de tener las ideas claras, aparece Miguel Torrecilla. Llega con el aval de su trabajo en el Celta de Vigo. Si se quitan los tres primeros en la clasificación -Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid- y Villarreal y Athletic, con idiosincracias tan marcadas en sus políticas de planificación, los vigueses fueron los siguientes en la tabla, con una configuración de la plantilla interesante.

De momento, al Torrecilla del Betis se le puede catalogar por la elección de Poyet y el curioso anuncio de los planes sobre la plantilla. Del entrenador poco se puede decir a estas alturas. Hay quien resalta que es un técnico con hambre y crecimiento, otros que advierten su poca experiencia... Los resultados mandarán. Lo que sí parece que el director deportivo tenía claro lo que buscaba y lo ha firmado pronto.

Sí fue llamativo, por lo inusual en el mundo del fútbol, que Torrecilla distinguiera en una rueda de prensa entre los jugadores que no van a seguir, los que declaraba transferibles y los válidos para el nuevo proyecto. Puede pensarse que puede devaluarse el precio de los que aún tienen contrato en vigor y no sirven, aunque seguramente lo que el Betis pretende con estos jugadores es, más que hacer caja con ellos, es quitarse la ficha de encima.

Aunque lo realmente importante es la decisión del director deportivo. Una elección, la de los jugadores que deben seguir y los que deben marcharse, que probablemente comparta la gran mayoría los béticos. Un diagnóstico rápido y certero de Torrecilla, que evidencia la revolución necesaria para el crecimiento del Betis.

Cierto es que una cosa es el diagnóstico y otra el remedio. Ahora el salmantino, junto con el club, tiene el reto de colocar a esos jugadores con los que no cuenta y con contrato en vigor. Tarea en algunos casos difícil por los emolumentos que perciben algunos del grupo de los transferibles, pero que empezará a dar la medida de la capacidad del director deportivo. Un asunto importante, que no igual, al de los fichajes. Unas diez incorporaciones anunciaba.

Habrá que estar atento. De momento sólo hay una primera impresión y esa es que hay un camino marcado y ya en el mes de mayo se comienza a ejecutar. Hasta ahí, porque queda muchísimo por hacer y sólo se atisban las raíces del proyecto. Luego el balón y la temporada dictará sentencia y será la que calibre si se produce el imprescindible y crecimiento.