El técnico, renovado por dos temporadas la pasada semana, concita la unanimidad de aficionados y periodistas, algo poco común en el mundo del fútbol donde caben tantas opiniones.
Reconozco que no había visto jugar a un equipo de José Juan hasta que no llegó al filial verdiblanco en el último tramo de esta temporada. Sin embargo, mucho había oído hablar de él por sus éxitos con el Gerena y por su peculiar modelo de juego tan marcado.
Elogios y más elogios para un entrenador que ya había generado expectación mucho antes de enrolarse en Heliópolis.
Recuerdo a más de un compañero de los que escriben y siguen a los equipos de fútbol base referirse a José Juan. "Es una maravilla... tienes que ver cómo juegan a la pelota sus equipos desde atrás... tiene mucha personalidad...", advertían. También era un secreto a voces que antes o después acabaría recalando en el Betis con esas credenciales.
Fue ver el primer partido del Betis B y recordar todos esos comentarios porque se cumplían. Todos. Y eso que uno admite que cuando llegan demasiadas alabanzas en el mundo del fútbol tiende a guardar cautela, ya que no es la primera vez que se exagera sobre alguien que luego no cumple con las expectativas previas que se habían creado.
Cierto es que el segundo equipo bético no consiguió la permanencia, que era al fin y al cabo lo que se pretendía -perdura en la memoria ese empate en Marbella después del 1-4-, pero igualmente quedó un sensación de que faltó muy poco para el milagro que suponía la salvación en el parte final del campeonato. Eso y el sello de entrenador que imprimió al equipo José Juan.
Cualquiera que hubiera visto partidos del Betis B en la primera parte de la temporada no terminaba de entender, cómo con casi los mismos mimbres, el fútbol del equipo era tan diferente. Un equipo intenso, valiente, que juega el balón en todas las zonas del campo y que quiere ser protagonista de los partidos. Señas de identidad de un José Juan Romero que mereció la renovación.
El modelo de fútbol fue una de las dos cosas que llaman la atención en el técnico. La otra, la personalidad. A propósito de su renovación, durante esta semana hemos podido escuchar y leer al técnico en diferentes medios de comunicación. La conclusión es que es alguien que tiene las ideas claras y con una enorme determinación. Probablemente eso tenga que ver con su modelo de juego.
Al margen de su beticismo, un plus para que pueda triunfar en Heliópolis que no algo imprescindible, transmite ilusión y convicción en sus declaraciones. Todo eso deberá utilizarlo para sacar al Betis B de Tercera, un lugar donde no puede estar el filial de un equipo que necesita de sus jugadores jóvenes al menos en la categoría de bronce, para que el salto al profesionalismo no sea tan fuerte.
Algunos de esos mismos compañeros que advertían de la virtudes del José Juan del Gerena, también señalan que en algún momento será el entrenador del primer equipo del Betis.
El propio técnico no escondía su sueño de verse en el banquillo del Benito Villamarín en un futuro. El tiempo dirá. De momento, su primer gran reto es ascender con el Betis B, objetivo imprescindible.
Javier Carbonero