EntrenamientoA poco más de dos semanas para el debut liguero, el Betis de Poyet carbura y ofrece buenas sensaciones. Sabe a lo que juega y se mueve acorde con lo que quiere el míster. Los fichajes aportan cosas y los chavales de la cantera vienen pisando fuerte.

Quedan piezas por encajar y, obviamente, será necesario algo más de tiempo para que el equipo ofrezca su mejor versión, pero todo va por buen camino. Es más, hasta los defectos se ven tan claros que eso debe ayudar a su resolución a corto plazo.

Incluso aunque parezcan problemas endémicos como la fragilidad en el juego aéreo. Porque frente al Everton se entendió por qué Poyet continúa reclamando algo más de altura en la zaga. Un detalle que Torrecilla tiene muy presente en la búsqueda de ese central que todavía falta y que competirá por la titularidad con Mandi, Pezzella y Bruno.

También habría que mejorar la fluidez en un centro del campo que se mueve al son que marca Ceballos, donde Jonas y Felipe se empiezan a compenetrar, pero que sigue echando de menos a un pivote defensivo que sepa anclar a la 'sala de máquinas' y, de paso, haga olvidar a N'Diaye.

Y también resta que explote la pólvora de los de arriba, que no estuvieron demasiado acertados en la Dresden Cup. En cualquier caso, Álex Alegría sigue dispuesto a aprovechar su gran oportunidad y con Rubén Castro queda la tranquilidad de que siempre aparece. Por tanto, sólo queda esperar que tanto Sanabria como Zozulya acaben sumándose a la fiesta.

Para que lo hagan, todavía tienen seis amistosos por delante y algo más de dos semanas. Todo eso, antes de que empiece lo bueno y, sobre todo, lo serio. Porque en cuanto el árbitro pite el inicio en el Camp Nou se habrán acabado las pruebas y las conjeturas. Nada será definitivo, pero cada fallo que se cometa penalizará.

Por eso, no hay tiempo que perder para este Betis que ya da la talla, pero que necesita ajustarse un poco más la ropa para que no le quede mal y le permita dar por fin el estirón. Hay mimbres de sobra para lograrlo y hasta parece que Poyet puede ser ese modisto que sin dejar de vestirse de currante pueda hacer que los suyos compitan con la alta costura.

Se puede y se debe. Y, además, nadie quiere escurrir el bulto. Ya se saben las virtudes y los defectos. Toca potenciar lo primero y solventar lo segundo, dando por completo sentido a todo el trabajo que se lleva hecho en una pretemporada que ha sembrado la ilusión que dentro de poco debe traducirse en realidades y hechos.