El entrenador del Real Betis en sala de prensaHacía mucho tiempo que no pensaba para mis adentros y para mis afueras que el Betis podía, como mínimo, empatar un derbi.

Demasiado tiempo. Hacía mucho tiempo que la coletilla "pero con el Betis puede pasar cualquier cosa" no flotaba en mis comentarios.


El Betis tiene cinco puntos, el Betis ha cometido errores de bulto en todos los partidos en los que ha jugado. En parte por sus jugadores en parte por su entrenador.

Pero estamos hablando del derbi. La indolencia, los brazos caídos de otros tiempos dieron paso a un Betis plantado delante de un todopoderoso con argumentos para la goleada y le habló de tú a tú durante todo el partido.

El miedo a perder era igual de grande en ambos equipos y eso se demostró en el campo. Se dio candela por igual, demasiado, pero es un partido bronco y es el árbitro el que debe parar y conducir esa parcela. Y, bueno, salió como salió.

Tengo que decir que ver a un Joaquín implicado en el equipo me gusta mucho, y verlo hacer diabluras con Rubén Castro me encanta.

Se nos ganó como se ganó y se perdió como se perdió, cada uno lo verá como quiera. Lo que sí creo es que el partido tomaba otra dinámica totalmente distinta en caso de que el golazo de Alegría hubiese subido al marcador.

Seguir mejorando, tomar este derbi como un punto de lanzamiento hacia lo que se quiere llegar a ser, evitar el más mínimo de los complejos ya sea contra el Barsa (ya nos vale) o contra el Depor (también nos vale), hará que el equipo avance.

Porque si alguna conclusión puedo sacar en lo personal es que al lado de un Betis pésimo, esta temporada, se ha visto también un muy buen Betis. La línea que lo diferencia es muy fina, y esa línea es la que marca tiene un responsable, el entrenador.

Juan Carlos Pérez