JoaquínA la tercera fue la vencida. Tras sendos empates frente a Deportivo y Granada, el Betis por fin logró su primera victoria como local de la temporada, imponiéndose al Málaga en un partido que tuvo prácticamente de todo y en el que los pupilos de Gustavo Poyet siempre dieron la talla.

Comenzaron derrochando intensidad, conectando entre líneas, creando peligro con las entradas por banda de Musonda y Rafa Navarro e, incluso, adelantándose en el marcador por medio de Joaquín. Después, en el segundo acto, el equipo supo tirar de oficio y contemporizar con posesiones largas hasta el final del duelo, que vio de por medio cómo la lista de damnificados pareció casi un parte de guerra.

Joaquín acabó con la cabeza vendada por una brecha, Pezzella tuvo que retirarse a los 20 minutos por un golpe que le causó mareos y hasta pérdidas de visión, Brasanac apenas estuvo unos instantes en el campo a causa de un gran corte en el párpado, a Petros le dieron cinco puntos en la rodilla y Rafa Navarro terminó con los gemelos subidos.

Y pese a todo eso, y a un Málaga que apretó de lo lindo, los tres puntos no se fueron de un Villamarín en el que casi todo fueron buenas noticias. Adán volvió a ser un seguro de vida bajo palos, Bruno se reivindicó como alternativa en el eje central de la zaga (aunque todavía necesita mejorar algo por alto), Petros estuvo imperial en la contención, Felipe Gutiérrez aportó criterio y devoró kilómetros a partes iguales, Rafa Navarro demostró que tiene nivel de sobra como para competir en Primera...

Pero sobre todos, destacaron dos nombres. Uno, el de Joaquín, que a sus 35 años vive una segunda juventud en la que tira de galones, experiencia, entrega y polivalencia para aportar su granito de arena al equipo. Es todo un veterano de guerra, pero tiene la ilusión de un chaval y una humildad que ya quisieran para sí muchos que no han hecho a lo largo de su carrera ni la décima parte que él.

Y también resaltó la aportación de un Álex Alegría que sigue creciendo a pasos agigantados. Lo gana todo por alto, juega de espaldas como pocos y amenaza con complicarle la vida a Sanabria para cuando esté ya recuperado. Ya es la revelación de este nuevo Betis y va camino de ganarse por derecho propio el derecho de ser nombrado, aunque con otro perfil, como el heredero de Rubén Castro. De momento, Torrecilla ya se ha comenzado a mover para renovarlo, porque aún no se le ve techo.

Con todo, este nuevo proyecto verdiblanco comienza a carburar y aún con cosas por pulir (continúa sufriendo en los repliegues y hay veces que se parte en dos), hay razones para el optimismo. A Poyet se le multiplican las variantes y por fin existe esa conexión con la grada que tanto se echaba en falta. En cualquier caso, esto no ha hecho más que comenzar. El camino es largo, pero, afortunadamente, parece que se sabe ya cómo se tiene que andar.