Haga clic en la imagen para ver una versión más grande

Nombre:	betis_-_celta69 copia.jpg
Visitas:	1
Size:	47,5 KB
ID:	6575847Víctor Sánchez del Amo continúa haciendo carburar al Betis, aunque todavía no ha sido capaz de subsanar males que son prácticamente endémicos en este equipo. Por ejemplo, la fragilidad defensiva, que se encargó de impedir frente al Celta un salto en la tabla que hubiese permitido mirar por fin hacia arriba y olvidarse del descenso.

De hecho, los bajos fondos de la tabla siguen viéndose demasiado cerca, a apenas tres puntos de distancia. Pese a su pegada y capacidad de reacción, los verdiblancos siguen teniendo los pies de barro, merced a una retaguardia que ni contando con más efectivos que de costumbre es capaz de controlar a unos rivales que poco tienen que hacer para poner a prueba a Adán.

Al menos, queda el consuelo de que aún hay tiempo para pulir ese defecto, que, con distintas caras y nombres, se ha convertido en una losa demasiado pesada para ese despegue que tanto se anuncia y nunca llega. José Carlos se ha unido a la causa, intentando aportar su granito de arena en la búsqueda de soluciones, igual que un Torrecilla que ya no esconde que se está a la caza y captura de un nuevo central en el mercado invernal.

Todo el mundo sabe que si no se mejora en defensa será imposible soñar con ese objetivo de colocarse entre los diez primeros. Hay artillería de sobra como para dañar al contrario y hasta la medular comienza a dar señales de vida de la mano de Dani Ceballos. Pero sólo hace falta soplar con algo de fuerza para que a la retaguardia le vuelva a aparecer su eterna temblera.

Urge encontrar una fortaleza atrás que ya pocos recuerdan cuándo y cómo se perdió. Porque en muchas ocasiones no basta sólo con las exhibiciones de un Adán que, pese a que a veces pueda parecerlo, no es ni mucho menos infalible. Necesita una línea por delante de él capaz de blindar sus dominios contra viento y marea.

Y contra el Celta, ésta brilló por su ausencia. Incluso pese al gol de Pezzella. Porque, además, y nunca mejor dicho, llueve sobre mojado en este Betis que, aunque ya se ha consumido más de un tercio de Liga, continúa prometiendo que dará por fin el estirón. Incluso, es probable que tenga argumentos para aspirar a hacerlo. Pero si no mejora de una vez por todas en defensa nunca pasará de ser un gigante con los pies de barro.