Simón Lecue llegó a Sevilla para jugar en el Betis republicano en el verano de 1932. Nacido en el municipio vizcaíno de Arrigorriaga, era un interior zurdo de una calidad singular para la época. Era Lecue además, pese a su juventud, un tipo decidido. Abandonó la seguridad de la tierra paterna y un club con el que ya jugaba en Primera División, el Alavés, para recalar en una ciudad a la que llamaban por aquel entonces el “Leningrado español”, para jugar en un equipo que acababa de ascender por primera vez en su historia a la máxima categoría.
03/01/2017 Manuel Ladrón de Guevara
Aquel Betis Balompié, que con la llegada de la República había metido el “Real” en un cajón, estaba entrenado por Patrick O’ Connell, don Patricio, y poco a poco se iría llenando de jugadores vascos. Lecue jugó aquí hasta 1935. Ganó la Liga aquel mismo año con el Betis, y fue el primer internacional que tuvo el club de las trece barras. Fue titular en el debut de España en los Mundiales, nada menos contra Brasil, en la Copa del Mundo organizada para mayor gloria de Mussolini en 1934.
Después de ganar la liga con el Betis, lo fichó el Madrid FC por la desorbitada cantidad de 60.000 pesetas, por lo que desde entonces Lecue fue bautizado como “el niño de oro”. Campeón con el equipo blanco de la Copa del 36 en una épica final contra el Barcelona, a Lecue lo alcanzó la guerra en Madrid. No tuvo más remedio que enfundarse el mono de miliciano y junto a otros deportistas, artistas y toreros se enroló en el “Batallón Deportivo”, que igual salía a la sierra a pegarle tiros a los fascistas, que jugaba partidos amistosos para entretener al público de aquel Madrid sitiado.
Después de la guerra Lecue jugó todavía algunos años más: en el Real Madrid hasta 1942, en el Valencia, con el que ganó otra liga, la del 44, para retirarse en el Zaragoza. Se desligó por completo entonces del fútbol y se dedicó a la representación vinos, hasta su muerte acaecida en 1984.
Pero si hoy lo traemos aquí, si es la suya la primera estampa que pegamos en este álbum es por el siguiente detalle. Fue el Betis de Lecue, en aquella temporada de 1932/33 el primer equipo andaluz que jugó en Primera División. Debutó en San Mamés encajando una paliza monumental: 9-1. Claro que aquella fabulosa delantera del Athletic – Lafuente, Iraragorri, Bata, Chirri II y Gorostiza- le había endosado un 12-1 al BarÇa pocos meses antes (la mayor goleada de la historia de la liga) y había ganado 0-6 en el viejo Chamartín (la peor derrota sufrida jamás por el Madrid en su estadio).
En la segunda jornada, rigurosamente el domingo 4 de diciembre de 1932, en el Campo del Patronato Obrero, en el Porvenir, el Betis jugó el primer partido de fútbol disputado en Andalucía en Primera División. Su rival fue el Valencia. A los 20 minutos de juego, Simón Lecue a pase del inolvidable Timimi batió al meta valencianista Cano. Fue el primer gol que se marcó en Andalucía en Primera División. Aquel tanto remoto fue la piedra sobre la que el Betis republicano edificó el mejor equipo de su historia.
Historia remota del primer gol de un equipo andaluz en Primera División
03/01/2017 Manuel Ladrón de Guevara
Aquel Betis Balompié, que con la llegada de la República había metido el “Real” en un cajón, estaba entrenado por Patrick O’ Connell, don Patricio, y poco a poco se iría llenando de jugadores vascos. Lecue jugó aquí hasta 1935. Ganó la Liga aquel mismo año con el Betis, y fue el primer internacional que tuvo el club de las trece barras. Fue titular en el debut de España en los Mundiales, nada menos contra Brasil, en la Copa del Mundo organizada para mayor gloria de Mussolini en 1934.
Después de ganar la liga con el Betis, lo fichó el Madrid FC por la desorbitada cantidad de 60.000 pesetas, por lo que desde entonces Lecue fue bautizado como “el niño de oro”. Campeón con el equipo blanco de la Copa del 36 en una épica final contra el Barcelona, a Lecue lo alcanzó la guerra en Madrid. No tuvo más remedio que enfundarse el mono de miliciano y junto a otros deportistas, artistas y toreros se enroló en el “Batallón Deportivo”, que igual salía a la sierra a pegarle tiros a los fascistas, que jugaba partidos amistosos para entretener al público de aquel Madrid sitiado.
Después de la guerra Lecue jugó todavía algunos años más: en el Real Madrid hasta 1942, en el Valencia, con el que ganó otra liga, la del 44, para retirarse en el Zaragoza. Se desligó por completo entonces del fútbol y se dedicó a la representación vinos, hasta su muerte acaecida en 1984.
Pero si hoy lo traemos aquí, si es la suya la primera estampa que pegamos en este álbum es por el siguiente detalle. Fue el Betis de Lecue, en aquella temporada de 1932/33 el primer equipo andaluz que jugó en Primera División. Debutó en San Mamés encajando una paliza monumental: 9-1. Claro que aquella fabulosa delantera del Athletic – Lafuente, Iraragorri, Bata, Chirri II y Gorostiza- le había endosado un 12-1 al BarÇa pocos meses antes (la mayor goleada de la historia de la liga) y había ganado 0-6 en el viejo Chamartín (la peor derrota sufrida jamás por el Madrid en su estadio).
En la segunda jornada, rigurosamente el domingo 4 de diciembre de 1932, en el Campo del Patronato Obrero, en el Porvenir, el Betis jugó el primer partido de fútbol disputado en Andalucía en Primera División. Su rival fue el Valencia. A los 20 minutos de juego, Simón Lecue a pase del inolvidable Timimi batió al meta valencianista Cano. Fue el primer gol que se marcó en Andalucía en Primera División. Aquel tanto remoto fue la piedra sobre la que el Betis republicano edificó el mejor equipo de su historia.
Historia remota del primer gol de un equipo andaluz en Primera División
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