Preocupado por cierta sintomatología que sufre nuestra directiva y parte de la afición respecto a nuestro "entrenador" (calificar a este tipo de tal forma me produce una mezcla de risa floja y desánimo infinito), he buceado en internet y creo que el diagnótico se llama Síndrome de Estocolmo. Veamos un poco más.
Según la wiki, el Síndrome de Estocolmo se define como: "una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro, violación o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha secuestrado. Principalmente se debe a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del secuestrador. Según datos de la Federal Bureau of Investigation (FBI), alrededor del 27 % de las víctimas de 4700 secuestros y asedios recogidos en su base de datos experimentan esta reacción. Las víctimas que experimentan el síndrome muestran típicamente dos tipos de reacción ante la situación: por una parte, tienen sentimientos positivos hacia sus secuestradores ("mel sí, directiva no"), mientras que, por otra parte, muestran miedo e ira contra las autoridades policiales (cambiad "autoridades policiales" por directiva). A la vez, los propios secuestradores muestran sentimientos positivos hacia los rehenes (ppml: el Betis es mi equipo y siempre estaré ahí)".

Instrucciones para el tratamiento de los afectados:
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Esta es mi pequeña aportación para aquellos que están bajo los efectos del melismo o la cobardía de no largar a esta chinche que se nos ha acoplado en el lomo y nos va a hundir sin remedio otra vez en segunda división.
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Según la wiki, el Síndrome de Estocolmo se define como: "una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro, violación o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha secuestrado. Principalmente se debe a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del secuestrador. Según datos de la Federal Bureau of Investigation (FBI), alrededor del 27 % de las víctimas de 4700 secuestros y asedios recogidos en su base de datos experimentan esta reacción. Las víctimas que experimentan el síndrome muestran típicamente dos tipos de reacción ante la situación: por una parte, tienen sentimientos positivos hacia sus secuestradores ("mel sí, directiva no"), mientras que, por otra parte, muestran miedo e ira contra las autoridades policiales (cambiad "autoridades policiales" por directiva). A la vez, los propios secuestradores muestran sentimientos positivos hacia los rehenes (ppml: el Betis es mi equipo y siempre estaré ahí)".
Instrucciones para el tratamiento de los afectados:
- Es importante que la persona que padezca el Síndrome de Estocolmo vea a un médico especialista o un psicólogo (o colegas béticos no abducidos), para poder elaborar una estrategia que le permita superar esta situación. La intervención de los profesionales de la salud es fundamental en estos casos.
- No insistas. Las personas con el Síndrome de Estocolmo no logran ver la complejidad de la situación. No intentes convencerla de lo que ocurre, ni trates de obligarla a que cambie de opinión. Simplemente habla con ella y explícale de forma tranquila tu punto de vista, debes evitar que se aleje de ti para poder ayudarla.
- Demuéstrale cariño. Trata de demostrarle tu amor y contención. Debes transmitirle confianza para que ella no te vea como un enemigo.
- Trata de mantener el contacto. Muchas veces, en esta situación, la persona tiende a aislarse, por ello resulta importante tratar de mantener la comunicación. Pero trata de que no se sienta invadida.
- Tranquilidad. Muchas veces, esta situación genera impotencia. Lo importante es mantener la calma para evitar que esa persona se aleje y con ella la ayuda que le podemos dar. Debes ser paciente, ella te escuchará si le transmites confianza y comprensión.
- Busca información acerca del tema. Con frecuencia, los centros de salud locales (mejor barras de bar o tertulias de amigos) ofrecen asesoramiento en relación al tema y pueden ayudarte a solucionar esta situación.
- Escucha. Si ella se siente en confianza contigo, te hablará de su situación. En estos momentos, debes mantener tus sentimientos controlados, no debes demostrarle enojo ni desesperación. Escúchala y cuando consideres necesario dale tu opinión, pero ten cuidado en la forma en qué lo haces y cómo lo dices, para evitar que se ponga a la defensiva.
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Esta es mi pequeña aportación para aquellos que están bajo los efectos del melismo o la cobardía de no largar a esta chinche que se nos ha acoplado en el lomo y nos va a hundir sin remedio otra vez en segunda división.
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