"Los béticos tenemos que salir a la calle y mostrar nuestra indignación"
M. Lasida | Actualizado 12.06.2009 - 07:47
José Manuel Soto (Sevilla, 1961) ha llevado el beticismo como bandera, en los buenos y los malos momentos. Su compromiso está fuera de dudas. El 15-J será el encargado de leer el manifiesto en la Plaza Nueva, arriesgándose a que el poder verdiblanco establecido lo haya marcado como enemigo.
-¿Ha merecido el Betis bajar?
-Con creces. Es más, hace ya cuatro temporadas que lleva mereciéndolo. Pero, en fin, no pasa nada. En sus 102 años de historia, el Betis ha descendido de un modo habitual. Lo que no es habitual es que pierda la identidad, que es lo que está pasando últimamente.
-¿Qué ha pasado?
-Que un señor que vive de espaldas a los béticos se ha tomado el Betis como su negocio. Si no somos un equipo que gane la Liga ni la Champions, al beticismo le gustaría al menos que el club sea lo que fue, algo de los béticos. Si no, realmente, no le veo la gracia...
-Y a tenor de los números, parece que es un negocio que ya ni funciona.
-Eso está claro. Es un sistema obsoleto en su estructura. Es un modelo de gestión que no va bien y está sobradamente demostrado.
-Y, para más inri, está la división en el beticismo.
-Si es que es todo. Por ejemplo, la radio del club está completamente manipulada. Es un instrumento para insultar a los críticos, a todos aquellos que se desmarcan del discurso oficial.
-De ahí la manifestación del 15-J, ¿verdad?
-Ha llegado el momento de que los béticos salgamos a la calle. A los que no tenemos fuerza en el club, nos queda sólo salir a la calle y dejar clara nuestra nuestra indignación. Hay que dejar paso a los nuevos tiempos y, si Ruiz de Lopera no lo entiende, habrá que organizarse para que haya algún cambio.
-¿Va usted a la manifestación?
-De hecho, creo que seré yo el encargado de leer el manifiesto. Pero sí, iré con toda la familia. Estoy convencido de que el beticismo va a responder en masa. Irá gente de toda clase y condición. Los únicos que no vendrán serán los arrimados al poder, como ocurre en todas las dictaduras.
M. Lasida | Actualizado 12.06.2009 - 07:47
José Manuel Soto (Sevilla, 1961) ha llevado el beticismo como bandera, en los buenos y los malos momentos. Su compromiso está fuera de dudas. El 15-J será el encargado de leer el manifiesto en la Plaza Nueva, arriesgándose a que el poder verdiblanco establecido lo haya marcado como enemigo.
-¿Ha merecido el Betis bajar?
-Con creces. Es más, hace ya cuatro temporadas que lleva mereciéndolo. Pero, en fin, no pasa nada. En sus 102 años de historia, el Betis ha descendido de un modo habitual. Lo que no es habitual es que pierda la identidad, que es lo que está pasando últimamente.
-¿Qué ha pasado?
-Que un señor que vive de espaldas a los béticos se ha tomado el Betis como su negocio. Si no somos un equipo que gane la Liga ni la Champions, al beticismo le gustaría al menos que el club sea lo que fue, algo de los béticos. Si no, realmente, no le veo la gracia...
-Y a tenor de los números, parece que es un negocio que ya ni funciona.
-Eso está claro. Es un sistema obsoleto en su estructura. Es un modelo de gestión que no va bien y está sobradamente demostrado.
-Y, para más inri, está la división en el beticismo.
-Si es que es todo. Por ejemplo, la radio del club está completamente manipulada. Es un instrumento para insultar a los críticos, a todos aquellos que se desmarcan del discurso oficial.
-De ahí la manifestación del 15-J, ¿verdad?
-Ha llegado el momento de que los béticos salgamos a la calle. A los que no tenemos fuerza en el club, nos queda sólo salir a la calle y dejar clara nuestra nuestra indignación. Hay que dejar paso a los nuevos tiempos y, si Ruiz de Lopera no lo entiende, habrá que organizarse para que haya algún cambio.
-¿Va usted a la manifestación?
-De hecho, creo que seré yo el encargado de leer el manifiesto. Pero sí, iré con toda la familia. Estoy convencido de que el beticismo va a responder en masa. Irá gente de toda clase y condición. Los únicos que no vendrán serán los arrimados al poder, como ocurre en todas las dictaduras.
Comentario