Cuando Lolo, recibió su equipación del Betis completa en su segundo cumpleaños, no se lo pensó dos veces y le pidió a su madre que se la pusiera de inmediato. Con ella se llevó todo el día.
Su madre y sus títas, Laura, Conchi, Panta y Nati, estaban sorprendidas y divertidas, puesto que Lolo había pasado todo el día anterior y toda la noche con fiebre de 38 y 39 grados, sin embargo, fue ver la camiseta, las calzonas y las medias verdiblancas y cambiar el tono febril de su rostro por una sonrisa enorme y un brillo en los ojos que no tenía desde dos días atrás.
Era un soleado día de principios de Diciembre, aunque el astro rey brillando y el cielo azul parecían más propios de la Primavera sevillana. Allí en Heliopolis, el corazón verde y blanco de la, por siempre, Ciudad del Betis, todo en aquella mañana de finales de otoño era alegría.
Lolo subió a la azotea, vestido enterito con sus regalos y con una pelota, para allí, al sol, en el barrio del sol, al ladito del Benito Villamarín, soñar con jugar en su cesped, vestido con su equipación verde y blanca antes miles de Béticos y Béticas, ante su padre, su madre, antes sus titas.
Fue en ese momento, donde su padre le hizo la foto, una foto que conmemora oficialmente su bautismo como Bético. Aunque en realidad, Bético fue de nacimiento, sangre y genes, desde el primer día, o quizás antes. Pues nacido en el Barrio heliopolitano, respirando el aire del Villamarín, viviendo y sintiendo Betis en toda su familia, no podía ser de otra forma.
Como lo diría años más tarde a un buen amigo Bético, allá en Alemania, "no tiene mérito que yo sea Bético, solo tuve la suerte de nacer así.".
Aquella foto siempre fue especial para Lolo, que ya de niño, adolescente, joven y después adulto, la tenía entre sus preferidas, no en vano, era el primer testimonio de lo que fue siempre antes que nada, Bético.
Por ello, Lolo, la escogió entre todas como seña de identidad, como imagen en todos los foros, páginas web y portales de internet donde se registraba.
Y por ello, Lolo, no se pudo sentir más orgulloso cuando le llamó su hermano, para decirle que esa foto, su foto, era una de las que formaban parte del cubo de Rubick elegido como cartel para la Gran Manifestación del 15-J. Rápidamente fue a buscar un cartel por internet, puesto que ya lo había visto y no se había percatado de ello, y, efectivamente, en la esquina inferior derecha, allí estaba su foto.
Lolo no supo quién había elegido esa foto, ni quien decidió ponerla allí. Solo pudo sentir un tremendo orgullo por ser Bético y una tremenda satisfacción por compartir cartel, CASI NA!!!, con su ídolo de niño, Don Rafael Gordillo, además de acompañar al escudo de las trece barras de su Real Betis Balompié.
Lolo siempre se sintió orgulloso de ser Bético, pero desde ese día, tuvo un motivo más para estarlo.
Desde aquí, en nombre de Lolo, gracias a la/s persona/s que decidieron colocar su foto, ha sido un regalo tan bonito como aquella equipación de su segundo cumpleaños.
Su madre y sus títas, Laura, Conchi, Panta y Nati, estaban sorprendidas y divertidas, puesto que Lolo había pasado todo el día anterior y toda la noche con fiebre de 38 y 39 grados, sin embargo, fue ver la camiseta, las calzonas y las medias verdiblancas y cambiar el tono febril de su rostro por una sonrisa enorme y un brillo en los ojos que no tenía desde dos días atrás.
Era un soleado día de principios de Diciembre, aunque el astro rey brillando y el cielo azul parecían más propios de la Primavera sevillana. Allí en Heliopolis, el corazón verde y blanco de la, por siempre, Ciudad del Betis, todo en aquella mañana de finales de otoño era alegría.
Lolo subió a la azotea, vestido enterito con sus regalos y con una pelota, para allí, al sol, en el barrio del sol, al ladito del Benito Villamarín, soñar con jugar en su cesped, vestido con su equipación verde y blanca antes miles de Béticos y Béticas, ante su padre, su madre, antes sus titas.
Fue en ese momento, donde su padre le hizo la foto, una foto que conmemora oficialmente su bautismo como Bético. Aunque en realidad, Bético fue de nacimiento, sangre y genes, desde el primer día, o quizás antes. Pues nacido en el Barrio heliopolitano, respirando el aire del Villamarín, viviendo y sintiendo Betis en toda su familia, no podía ser de otra forma.
Como lo diría años más tarde a un buen amigo Bético, allá en Alemania, "no tiene mérito que yo sea Bético, solo tuve la suerte de nacer así.".
Aquella foto siempre fue especial para Lolo, que ya de niño, adolescente, joven y después adulto, la tenía entre sus preferidas, no en vano, era el primer testimonio de lo que fue siempre antes que nada, Bético.
Por ello, Lolo, la escogió entre todas como seña de identidad, como imagen en todos los foros, páginas web y portales de internet donde se registraba.
Y por ello, Lolo, no se pudo sentir más orgulloso cuando le llamó su hermano, para decirle que esa foto, su foto, era una de las que formaban parte del cubo de Rubick elegido como cartel para la Gran Manifestación del 15-J. Rápidamente fue a buscar un cartel por internet, puesto que ya lo había visto y no se había percatado de ello, y, efectivamente, en la esquina inferior derecha, allí estaba su foto.
Lolo no supo quién había elegido esa foto, ni quien decidió ponerla allí. Solo pudo sentir un tremendo orgullo por ser Bético y una tremenda satisfacción por compartir cartel, CASI NA!!!, con su ídolo de niño, Don Rafael Gordillo, además de acompañar al escudo de las trece barras de su Real Betis Balompié.
Lolo siempre se sintió orgulloso de ser Bético, pero desde ese día, tuvo un motivo más para estarlo.
Desde aquí, en nombre de Lolo, gracias a la/s persona/s que decidieron colocar su foto, ha sido un regalo tan bonito como aquella equipación de su segundo cumpleaños.