Coincidencia
12/06/2019 · Antonio Félix
La automática desconfianza que genera el poder nos llevó hace ya tiempo a advertir aquí mismo las feas semejanzas que se daban entre el quehacer del dictador caído, don Manuel Ruiz de Lopera, y el de los ignotos pero bendecidos regeneracionistas del Betis, don Ángel Haro y don José Miguel López Catalán. Tras el vocerío consecuente, hube de meditar si, una vez más, nos habíamos pasado de la raya. Tiempo después he de reconocer que, como de costumbre, lo que ocurrió es que nos quedamos cortos.
Así que vayamos con la subsanación.
Los hechos que nos ocupan son los siguientes:
Hace apenas unos meses, el Betis se congratulaba por tener a un entrenador genial que hacía jugar al equipo como los ángeles, por contar con un megadirector deportivo extraordinario que había fichado jugadorazos por cuatro perras, y porque el proyecto a tres años que habían diseñado marchara sobre ruedas anticipando incluso los plazos del subidón que habría de asentar al club entre los asiduos de Europa.
Hace unas semanas el Betis echó a su entrenador, después de una discreta racha de resultados en el final de la temporada. El beticismo aguardó una explicación. Haro y Catalán vinieron a decir que con ellos no había problema, que Quique Setién era un fenómeno pero que se había impuesto la decisión de Lorenzo Serra, con el que luego supimos que no se podía ni ver.
Hace unos días, el Betis forzó el despido de Lorenzo Serra, recuerden, el hombre cuyo criterio habría imperado para echar a Setién. El beticismo aguardó una explicación. Haro y Catalán dijeron que con Serra no habían tenido ni medio problema, que de hecho se llevaban tan bien que habían aceptado al entrenador que se le había antojado, Rubi, porque ya se sabe que ellos eran de Setién, y que todo estaba fetén, pero que ahí quedaba la puerta.
Por detrás se han dicho muchas cosas. Especialmente los voceros que antes eran de Lopera, siempre fueron de Serra, pero ahora son de los que hay, pues ya se sabe que el buen bético ha de ser de quien en el Betis esté, los voceros, digo, deslizan que don Lorenzo se ha quedado desfasado, que no usaba el ipad ni hablaba francés, que le negó a Setién el delantero por inquina y que, incluso, puso la manita en algún fichaje. Eso dicen estos valientes por detrás. Pero por delante, la explicación que ha recibido el bético porque se despidiera al entrenador en base al criterio de un director deportivo al que se ha echado unos días después ha sido que vuelvan otro día porque aquí no ha pasado nada. Que no habrá desbandada y que tranquis con el equipo, porque para los fichajes se queda Josemi, que además de hacer unos videojuegos muy chupis pues que ve el fútbol como Guardiola, o más.
Lo cual nos conduce a la simetría definitiva, a la coincidencia terminal entre el ayer de Lopera y el hoy de Haro y Catalán: Todos, señores béticos, os toman por **********. Sólo que el don Manuel original lo hacía con más gracia.
12/06/2019 · Antonio Félix
La automática desconfianza que genera el poder nos llevó hace ya tiempo a advertir aquí mismo las feas semejanzas que se daban entre el quehacer del dictador caído, don Manuel Ruiz de Lopera, y el de los ignotos pero bendecidos regeneracionistas del Betis, don Ángel Haro y don José Miguel López Catalán. Tras el vocerío consecuente, hube de meditar si, una vez más, nos habíamos pasado de la raya. Tiempo después he de reconocer que, como de costumbre, lo que ocurrió es que nos quedamos cortos.
Así que vayamos con la subsanación.
Los hechos que nos ocupan son los siguientes:
Hace apenas unos meses, el Betis se congratulaba por tener a un entrenador genial que hacía jugar al equipo como los ángeles, por contar con un megadirector deportivo extraordinario que había fichado jugadorazos por cuatro perras, y porque el proyecto a tres años que habían diseñado marchara sobre ruedas anticipando incluso los plazos del subidón que habría de asentar al club entre los asiduos de Europa.
Hace unas semanas el Betis echó a su entrenador, después de una discreta racha de resultados en el final de la temporada. El beticismo aguardó una explicación. Haro y Catalán vinieron a decir que con ellos no había problema, que Quique Setién era un fenómeno pero que se había impuesto la decisión de Lorenzo Serra, con el que luego supimos que no se podía ni ver.
Hace unos días, el Betis forzó el despido de Lorenzo Serra, recuerden, el hombre cuyo criterio habría imperado para echar a Setién. El beticismo aguardó una explicación. Haro y Catalán dijeron que con Serra no habían tenido ni medio problema, que de hecho se llevaban tan bien que habían aceptado al entrenador que se le había antojado, Rubi, porque ya se sabe que ellos eran de Setién, y que todo estaba fetén, pero que ahí quedaba la puerta.
Por detrás se han dicho muchas cosas. Especialmente los voceros que antes eran de Lopera, siempre fueron de Serra, pero ahora son de los que hay, pues ya se sabe que el buen bético ha de ser de quien en el Betis esté, los voceros, digo, deslizan que don Lorenzo se ha quedado desfasado, que no usaba el ipad ni hablaba francés, que le negó a Setién el delantero por inquina y que, incluso, puso la manita en algún fichaje. Eso dicen estos valientes por detrás. Pero por delante, la explicación que ha recibido el bético porque se despidiera al entrenador en base al criterio de un director deportivo al que se ha echado unos días después ha sido que vuelvan otro día porque aquí no ha pasado nada. Que no habrá desbandada y que tranquis con el equipo, porque para los fichajes se queda Josemi, que además de hacer unos videojuegos muy chupis pues que ve el fútbol como Guardiola, o más.
Lo cual nos conduce a la simetría definitiva, a la coincidencia terminal entre el ayer de Lopera y el hoy de Haro y Catalán: Todos, señores béticos, os toman por **********. Sólo que el don Manuel original lo hacía con más gracia.
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