Es nuestro sino. Temporada tras temporada, merodeando por la zona media de la tabla, bien coqueteando con los puestos altos, o bien acechados por el tren de cola. Alguna temporada que otra suena la flauta y vamos a Europa, y alguna que otra, nos vemos abocados al descenso.
Llegan los partidos, y la cosa va así:
Es una montaña rusa de emociones, de alegrías y tristezas, de creer que somos lo peor pasamos a creer que no hay nada ni nadie que nos pare, y así transcurre temporada tras temporada, sumidos en la irregularidad, en la eterna sensación de que siempre nos quedamos en el último escalón que da paso a conseguir grandes cosas.
Hoy estamos en el punto segundo que expuse anteriormente. No nos queda optimismo del que tirar hasta que llegue la incógnita del siguiente partido, de sin por fin veremos a un Betis que encadene victorias y empates, y se muestre solido y fiable. Ese Betis que en la previa, nos de la sensación de que nos va a deleitar, y nos va a dejar el ánimo por las nubes.
Llegan los partidos, y la cosa va así:
- Ganamos: Durante la semana posterior estamos ilusionados, pletóricos, pensamos que vamos a ir para arriba y que vamos a encadenar una racha positiva que nos va a mantener en la zona alta. Llega el siguiente partido, cascamos o no ganamos, y nos quedamos como cuando a un crío no le dan sus chucherías.
- Empatamos o perdemos: La semana siguiente vivimos sumidos en el derrotismo, nos parece que volvemos a lo de siempre, que esa temporada no daremos pie con bola, y que la temporada se hará muy larga para comenzar la siguiente. Llega el siguiente partido, y ganamos, y volvemos al punto anterior.
Es una montaña rusa de emociones, de alegrías y tristezas, de creer que somos lo peor pasamos a creer que no hay nada ni nadie que nos pare, y así transcurre temporada tras temporada, sumidos en la irregularidad, en la eterna sensación de que siempre nos quedamos en el último escalón que da paso a conseguir grandes cosas.
Hoy estamos en el punto segundo que expuse anteriormente. No nos queda optimismo del que tirar hasta que llegue la incógnita del siguiente partido, de sin por fin veremos a un Betis que encadene victorias y empates, y se muestre solido y fiable. Ese Betis que en la previa, nos de la sensación de que nos va a deleitar, y nos va a dejar el ánimo por las nubes.
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