El bloqueo general del equipo de Rubí alcanzó su pico en San Mames y volvió a decepcionar en el juego, a tener mala suerte en sus mejores momentos y volvió a salir del partido seguramente sin merecer la derrota, pero con cero puntos en su haber. Siguen pasando las jornadas y cuando el equipo de Rubi lanza una moneda al aire: siempre sale cruz y así lo único a lo que se agarra el bético es a que se acabe esto cuanto antes.

Una jornada más, todo salió mal. Una desconexión al comienzo y volver a empezar a remolque. Un equipo inconsistente con mucho miedo empieza a sumar acciones positivas y crece en el partido. Las tiene. Las genera. Pero las ocasiones se van al limbo cuando son claras. No así las de los rivales. Sigue. Las vuelve a tener, no entra el balón por milímetros, pero hay penalti. Hay esperanza. O debería. Pero todo el mundo, todos los béticos nos levantamos y dudamos, como dudó Canales, y mando ese balón muy lejos de la portería. Una historia que me gustaría no tener que contar y que he contado ya demasiadas veces. El bético no merece vivir y revivir esta pesadilla.

El Betis salió con un novedoso 4231, que se convertía con balón en un 4141, con Fekir detrás del punta, Canales tirado a la izquierda, los laterales muy abiertos y con Guardado unos metros más delante de Guido. Un planteamiento que dejó muchísimas dudas en salida de balón, en la que el Betis estuvo realmente mal, y que generó más problemas que ventajas.

Una salida de balón donde el Betis durante toda la temporada ha tenido problemas, pero ha sido, tras el parón, cuando ha mostrado su peor versión y es que a comienzos de año la salida de balón mejoró en muchísimos tramos llegando a sr bastante eficiente en varios partidos. Pero desde que el fútbol regresó el Betis ha involucionado en este apartado, y en otros muchos, de manera dramática.

Todo nace mal desde el comienzo. Los jugadores están mal posicionados, hay muchísima distancia entre ellos y pocas alternativas al que tiene el balón, hay poquísima continuidad, uno consigue salir bien pero el receptor no está acertado. Y si alguien pierde el balón el mal posicionamiento provoca una transición defensiva bastante pobre. Otro problema es que sin Feddal o Sidnei el Betis pierde desplazamiento en largo preciso y hoy se ha visto como cuando no había salida cercana, pero si alejada, nunca ningún jugador se atrevió a hacerlo y perdieron salidas bastante claras atrás.

A todas esas desventajas se le une una más: las desconexiones defensivas. Hoy otra vez costó bastante caro. Lo que cuesta marcar un gol para darle tantas ventajas al rival para hacértelo. Y hoy se vio tan claro. No fue capaz ni por lo civil ni por lo criminal de marcar un gol a Unai Simón. Y las tuvo.

En la segunda parte, el Betis mejoró y mereció empatar. Los cambios mejoraron al equipo estructuralmente. Se fueron Laínez y Guardado y el Betis abrió el campo por las bandas liberando así el centró, es decir, a sus dos mejores jugadores Fekir y Canales. El Athletic ya era quien llegaba tarde y Canales brilló en la segunda mitad filtrando varios pases de gol que debieron ver puerta, pero aquí se vislumbró otro gran problema del equipo de Rubi: su bloqueo mental. En las situaciones favorables los jugadores dudan y fallan incompresiblemente. A eso se le sumó la jugada del penalti y el no gol. Esa mala suerte, esa incertidumbre sumió aún más si cabe a los jugadores en su bloqueo. Difícil para un jugador salir de una situación mental y así se vio como el mejor de este equipo, tiró el penalti, y los puntos, de la peor manera posible.

Lo que parece claro es que todos queremos que se acabe esto cuanto antes. Sin sufrir. Sin dolor. Triste decir esto de otra temporada más que el Betis se han encargado de tirar por la borda.

El uno a uno:
Juanmi

• Gran noticia su vuelta. Aunque entró demasiado tarde y no llegó ni a tocar el balón.