El Betis goleó, se gustó y disfrutó en uno de los partidos más bonitos del Villamarín esta temporada. El equipo de Pellegrini desarboló por completo al rival y dio un recital ofensivo comandado por Canales y rematado por el panda. Cuando todo funciona, todos rinden. Y cuando Canales está a este nivel, al rival lo único que le queda es rezar. El Betis marcó rápido y demostró el hambre que tiene.

El Alavés salió con una clara premisa inicial: cortar de raíz el juego del Betis y así lo hizo en las primeras salidas del equipo verdiblanco con una presión altísima y parando con falta si fallaban en el intento de robar. El Betis comenzó bien con un ritmo muy alto y haciendo daño gracias a la precisión y al talento de su mejor triángulo ofensivo en el franco derecho (Bellerín - Fekir - Canales) aunque en el comienzo echó en falta la tranquilidad de Carvalho en el medio para sortear líneas de presión del equipo rival. Aunque solo eso… al comienzo.

Y cuando todo funciona, todos funcionan. En otra de Fekir - Canales, esta vez por la izquierda haciendo un 2vs1, apareció el remate infranqueable de Borja Iglesias. El Betis se puso por delante rápido y con autoridad.

Tras el gol, el Betis bajó revoluciones, normal tras los dos “partidos” ante el Sevilla y se resguardó con y sin balón ante un Alavés que no supo cómo hacer daño al sistema defensivo de los de Pellegrini. Quince minutos fueron hasta que los verdiblancos desataron un vendaval ofensivo tras el golazo descomunal de Canales. Fueron tres goles al descanso pero pudieron ser varios más y es que al Betis, con este nivel de confianza, parece imposible de frenar. Un recital de caudal ofensivo donde todos los jugadores de ataque decidieron bien guiados por un magistral Sergio Canales que ha alcanzado, como el año pasado, su cenit futbolístico en el mes de enero. Y con el cántabro así, todo es mucho más sencillo. El Betis no necesito la versión sobresaliente de Fekir ni de Juanmi para golear y divertirse en el Villamarín.

El Betis no lo necesitó pero se quisieron sumar a la fiesta en la segunda mitad con inestimable ayuda y salida de un excelso Bellerín. El lateral inició, Fekir metió un regalo en forma de asistencia y Juanmi se quitó la espinita de la vaselina de la primera mitad para marcar una auténtico golazo. Faltaba su gol y llegó en otra jugada de libro.

Tras el cuarto, el carrusel de cambios y el cansancio previo al partido, el Betis temporizó y descansó con el balón. No hubo mucha más historia en un partido que el Betis lo ganó con una autoridad hasta insultante.