Triste, distanciado y desolador. El Betis mostró en el derbi el reflejo de lo que está siendo la pandemia. Sin ideas y muy inferior al rival, el equipo de Rubi no tuvo prácticamente nunca opciones de ganar a un Sevilla serio y que se mostró más hecho en buena parte gracias a la táctica y la dirección desde el banquillo.
En este primer once tras parón, Rubi no cambió en exceso al equipo, con las principales novedades de Guido Rodríguez y Tello. Un 4-3-3 muy asimétrico con el que parecía que el entrenador catalán quería tener herramientas tanto para dominar con balón como hombres rápidos para salir a la contra.
Sin embargo, el que empezó mejor fue el Sevilla. De hecho, en el primer cuarto de hora solo existió el equipo rojiblanco, ya que encerró atrás a los béticos e incluso dispuso de una clara ocasión a través de Ocampos, que disparó al palo desde dentro del área.
A partir de entonces, el Betis se estiró un poco, pero aun así seguía muy estirado, con poca profundidad y lejos de la portería de Vaclik. La salida de balón verdiblanca pretendía ser la principal arma para romper al Sevilla, pero fue precisamente el aspecto más frágil en el que se encontró el equipo de Rubi, incapaz de hilvanar una jugada desde atrás.
El cuadro verdiblanco intentaba salir con balones largos hacia Borja Iglesias, pero sin éxito alguno. Mientras tanto, el Sevilla seguía explotando las bandas con mucho peligro y optimizando sus ataques. Los rojiblancos disfrutaron en el primer tiempo de dos claras oportunidades más, en un balón parado de Koundé y en un cabezazo de De Jong, que se marcharon ambas fuera.
En el segundo tiempo, el Betis parecía salir con más alma y ganas a por el partido, lanzándose mucho más arriba a por el gol. Sin embargo, pronto se le esfumaron las opciones a los béticos, que se pusieron por detrás por un discutible penalti señalado por Mateu de Bartra sobre De Jong que se encargó de transformar Ocampos.
Prácticamente sin margen para asimilar el tanto, el Sevilla golpeó de nuevo a balón parado, en una jugada ensayada tras un córner que remató a la red Fernando. Azotado por los goles y por los cambios, el Betis empezó a gozar de ocasiones claras por mediación de Borja Iglesias y Loren, pero sin poner en apuros a Vaclik.
Tras el parón de la media hora del segundo tiempo, las fuerzas se igualaron mucho y lo poco que atacó el equipo verdiblanco fue en jugadas individuales de Lainez y en acciones aisladas que no llegaron a crear peligro real. Con esta derrota, el Betis se complica aun más sus ya remotas opciones europeas pero lo más preocupante es lo verde que parece llegar a este tramo final de liga
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