La vuelta de LaLiga ha dejado muchos detalles. No todos los equipos han asimilado la nueva normalidad de la misma forma. La ausencia de público en los estadios es algo que se nota, y mucho. Ya no hay almas en las gradas ejerciendo presión o dando ánimos a los suyos. Además, algunos futbolistas están desconcentrados, tienen que volver a coger el ritmo, entre ellos los porteros, quienes han dejado errores muy graves en esta primera jornada del regreso.
Sin embargo, muchos otros no tienen en lo que excusarse, sobre todo con tan poco tiempo entre partidos. Ese es el caso del Real Betis, que hizo un partido muy flojo en el derbi. No hubo ambición, ni ganas, ni actitud. Los verdiblancos no consiguieron dar la cara y todas las palabras previas al duelo se quedaron en eso, en palabras. Este lunes el Villamarín vuelve a encender sus luces, pero no a abrir sus puertas. Recibirá al Granada, que, al contrario que los de Heliópolis, sí que han demostrado orgullo y han sabido competir con firmeza durante esta temporada, a pesar de ser uno de los ascendidos.
La paciencia se ha agotado
Mientras que la directiva sigue sin dar la cara, la paciencia de los aficionados béticos ya se ha agotado. Desde arriba siempre se ha vendido que existe una evolución, pero la realidad es que deportivamente no se está reflejando y la derrota ante el eterno rival ha sido la gota que ha colmado el vaso. Esta historia se está alargando demasiado y es que el Betis, con un objetivo europeo y la plantilla que tiene, no puede permitirse muchos de sus errores, esa poquita garra y tener algunos puestos tan descompensados en relación con otros.
Sería más acertado hablar de involución cuando de 14 partidos como visitante tan solo se ha conseguido la victoria en una ocasión, ante el Mallorca. Se han quedado puntos por el camino que eran «obligatorios», que estaba «prohibido» perderlos. Es imposible mirar hacia arriba cuando el equipo no es capaz de hacerle frente a los rivales que tiene por debajo o a los más directos. Además, ni lo conseguido en el Villamarín compensa esta temporada tan mejorable.
Es cierto que los rivales de abajo tampoco han logrado dar la talla, pero no es con esos con los que el conjunto de las trece barras tiene que compararse, sino con los que están por encima y sí que están dando la talla. La única verdad es que, actualmente, el Real Betis está más cerca del descenso que de los puestos europeos. Esta campaña ya ha sido un fracaso, ya no hay más excusas, ya no se puede vender un discurso esperanzador que sobre el campo no queda reflejado. Es hora de cambios. Es hora de una revolución si de verdad se quiere conseguir una evolución.
Un equipo valiente
El Granada, a pesar de que pocas veces se le da como favorito, nunca ha agachado la cabeza. Más bien al contrario. Siempre ha ido de frente y eso ha acabado transformándose en resultados positivos. Ha sido uno de los equipos revelación de LaLiga y no porque le haya acompañado la suerte precisamente. Más bien habría que hablar de méritos individuales y colectivos, que le han llevado a disputar las semifinales de la Copa del Rey y quedarse a las puertas de estar en esa final que se disputará en Sevilla.
Pero eso no es lo único que se ha ganado el conjunto de Diego Martínez. Es cierto que está muy difícil la lucha de un puesto europeo, pero el Granada está cerca y puede permitirse soñar con algo así. Para ello cuenta con jugadores de nivel, y uno de ellos, que está dejando huella, es Carlos Fernández, quien está en calidad de cedido por el Sevilla y se está ganando que se hable de él. De hecho, fue el artífice del triunfo del regreso ante el Getafe, pues aprovechó los errores de David Soria para darle los tres puntos al conjunto rojiblanco.
El secreto del equipo granadino está en los encuentros disputados en el Nuevo Los Cármenes. Ha conseguido dar la talla en su propio feudo y sumar puntos muy importantes para estar donde está. A domicilio no le ha sonreído tanto la suerte, pero ha aprovechado algunas de sus ocasiones (ante Espanyol, Celta u Osasuna). Asimismo, el tener que viajar ha sido lo que más le ha condenado para no estar aún más arriba, por lo que habrá que ver cómo se le da el Villamarín, donde no contará con el sancionado Yangel Herrera ni los lesionados Neyder Lozano, Quini, Alex Martínez, Koybasi y Montoro.
Otra piedra más en el camino bético
El Granada nunca ha sido un rival fácil, sino un contrincante digno de un derbi. Como local ha sabido complicarle las cosas al Real Betis y en el Villamarín la historia ha sido más o menos la misma. En la última década, los de las trece barras solo han conseguido ganar a los rojiblancos en dos ocasiones de los seis enfrentamientos celebrados en casa. Además, en la primera vuelta, los de Diego Martínez fueron los encargados de hacerse con los tres puntos por la mínima, con una asistencia del prometedor Carlos Fernández que acabó transformando en gol Vadillo.
El Granada va a pelear hasta el final y va a aprovechar esa bajada de ánimos tras El Gran Derbi para intentar hacer daño y sumar otra victoria más a su casillero. Los verdiblancos están obligados a despertar para afrontar estas últimas jornadas y terminar la temporada de la forma más digna, aunque difícilmente puedan compensar su imagen mostrada durante estos meses. En la capital hispalense se reunirá un equipo que ha repartido desilusión con un conjunto en el que prevalece la valentía.