No es un sueño. No nos han cambiado al Real Betis. Ni siquiera a sus jugadores. Lo que sí ha cambiado es la luz del Benito Villamarín. El precio de ésta ha subido, pero en Heliópolis no lo están notando, quizás porque el que lo alumbra sabe bien cómo rentabilizar su tarifa. Los focos del templo verdiblanco están deslumbrando, las voces de sus aficionados -hasta con sus bombos y sus banderas- están haciendo retumbar sus cimientos y Manuel Pellegrini es el encargado de ofrecer el espectáculo jornada tras jornada.
No es sólo que el Betis esté batiendo récords en este 2021 en cuanto a resultados en este 2021. De 40 partidos, 22 se han saldado con victoria, 14 con empate y los de las Trece Barras solo han sufrido cuatro derrotas (vía @BetisStats). Es que el técnico chileno ha conectado los enchufes en la Avenida de La Palmera y son de alto voltaje. La versión que estamos viviendo de jugadores que estaban en el ojo del huracán, o incluso con un pie fuera, está siendo alucinante.
Ante el Valencia, el recital se dio. Y también volvió a quedar en evidencia esa actitud y cambio de chip en algunos de los pupilos. No es solo que gente de cantera como Rodri esté siendo diferencial, es que William Carvalho está dando esa verdadera imagen por la que se le fichó, pues cada partido va a más. Pero, además, parece que el club bético ha hecho más fichajes de los realmente firmados en el pasado mercado estival. La resurrección de Juanmi, el desbloqueo de Borja Iglesias, la mejoría de Álex Moreno -aunque a veces sea una de cal y otra de arena-, el descubrimiento de Edgar como central de garantías, la magia que caracteriza a Fekir... Son tantas cosas las que está disfrutando el aficionado verdiblanco que parece un sueño.
No hace falta echar la vista muy atrás para observar a un Betis que bajaba los brazos cuando el viento iba en contra. No obstante, ahora, la maquinaria de Pellegirni está funcionando y si hay que alzar las velas en medio de la tormenta, se hace. Las ganas, el carácter, la garra, la chispa… Son tantas cosas las que El Ingeniero ha traído en su maleta desde el otro lado del charco que no hay palabras para describirlo. Este Betis es mucho Betis y se ha demostrado que le podrán toser, pero que no se resfría. Solo queda sentarse, dejarse la voz y disfrutar. Porque este equipo está hecho para eso, para observarlo y vivirlo. Ahora viene un tramo complicado, pero la realidad es que hay confianza y esperanza plena en esta gente que sí que está honrando el escudo.
¡Qué la carga eléctrica chilena no se agote nunca!