El famosos tatuaje de la sardina de Sergio Canales es mucho más que una simple tinta para tapar una cicatriz. Tampoco es sólo la superación de una lesión y una etapa algo oscura y frustrante para él. El centrocampista ha demostrado que su mentalidad y filosofía, además de llevarla grabada en la piel, también la lleva en el alma. No han podido tirarlo, ni podrán. El cántabro sigue superándose cada día y hoy, este mismo viernes 2 de octubre, no ha recibido un regalo ni un premio, sino algo que se ha ganado a pulso y tiene más que merecido. Ha hechizado a los béticos, a Luis Enrique y a España.
El técnico de la selección española, Luis Enrique, ha vuelto a contar con él. Canales volverá a concentrarse con sus compañeros internacionales. Canales viajará con La Roja para disputar los encuentros que el combinado nacional tiene pendientes ante Portugal, Suiza y Ucrania. Lleva buscando esta oportunidad desde su última llamada, no ha dejado de trabajar y, si sigue dando el rendimiento que está teniendo en el Real Betis, no será la última vez.
El ’10’ de las trece barras no solo ha demostrado hacer magia con el balón. Es un líder, un capitán. Alguien que llegó a Heliópolis hace relativamente poco, hace poco más de dos años, y ha conseguido ganarse a una afición no muy satisfecha con lo conseguido. Sergio Canales es todo lo que necesita el Real Betis, pero en sus once jugadores. Es actitud, es ganas, es dar la cara, entender un sentimiento, dejarse el alma en el campo por un escudo y alzar la voz cuando las cosas no van en la dirección deseada.
El de Santander ha sabido echarse el equipo a la espalda cuando el viento soplaba en contra y, hasta el momento, lo sigue haciendo. Y, seguramente, eso será lo que refleje si Luis Enrique le da minutos en estos tres duelos que le esperan al cántabro y sus compañeros. Sergio Canales es trabajo, es ambición. Lo ha demostrado y lo seguirá demostrando allá donde vaya, defendiendo la camiseta de su selección o luciendo las trece barras. Esta convocatoria solo es un reconocimiento a la huella que él deja sobre cada terreno de juego.
