Yo acuso: Hasta siempre capitán.

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Mucho tiempo después, aquel niño habría de recordar el día que su padre le llevó a despedir a Joaquín, Macondo era un mastodonte de cemento renovado en parte y a punto de tirar la grada donde nos sentábamos cada domingo, si, era aquel lugar donde se conoce el olor que desprende los ángeles, donde el Cielo, cada domingo abre un agujero que te conecta con todos y cada uno de los que una vez ocuparon tu asiento que usas en precario. A sabiendas que un día vendrá otro que lo ocupará. Y también vestirán otros la camiseta, formarán parte de los ídolos de muchos niños que emularán sus gestos, la forma de salir del regate o celebrar un gol, si, muchos serán los que vengan, como muchos los que se fueron.

 Este letrado ya peina canas y recuerda como su primer adiós el de aquél holandés Gerrie Mühren y cómo mi padre le rendía su particular pleitesía a éste, a Biosca, a Esnaola, a Gordillo…y ahora tú Joaquín Sánchez, esencia de barroco sevillano aún siendo gaditano, temple en la velocidad, el tiempo, el engaño, “la finta y el sprint”… cuánto has dado y cuánto más pudiste dar si en tu ser no hubieras sido como nosotros, como el pueblo, uno más que prioriza lo epicúreo y los placeres de la vida, porque qué es si no la vida sin placer? Sin sentencias flamencas que nos dan el momento justo para entender que ser el mejor no es todos los días, sino cuando se me ocurre serlo. ¿De qué sirve ser balón de oro si tu vida es monacal? De qué…

Esto es un escrito no de acusación sino de defensa, a Joaquín le pudo alcanzar la gloria infinita, tengo en mente aquél europeo que frente a frente a un Cristiano Ronaldo se empataron, no fue más que tú Joaquín, aunque él fue Cristiano todos los días, tu fuiste humano en los tuyos. No, no te has equivocado, en esencia el verdiblanco es la cima y la sima, y es ahí donde siempre has movido tu cuerpo, zarandeado en la banda y ya de mayor por dentro, has entendido el juego como nadie, has driblado como nadie, y no veo nadie que mejore tus centros.

“Tardará en nacer si es que nace” que decía aquel, si, Joaquín tardará, pero mi hijo, el día que peine canas recordará el día que más de 54.000 Béticos, de forma absolutamente improvisada, aplaudieron partiéndose las manos en el descanso de un partido, lo nunca visto, como tú, nadie como tú, gracias Joaquín Sánchez por mucho, por todo.