“….De lo que fue Santiago ensangrentada, y en una hermosa plaza liberada, me detendré a llorar por los ausentes….”.

Así comienza una de las más bellas canciones que en lengua castellana se hayan escrito jamás reivindicando la Libertad, la Justicia, y la Memoria. Reivindicando la figura de un ser humano convertido en mito, que pudo haber cambiado el curso de la historia de Latinoamérica, pero cuya voz fue silenciada violentamente por el fascismo que tanto daño hizo en el Cono Sur durante demasiado tiempo. Salvador Allende por méritos y deméritos propios (que los tuvo y muchos), bien merece ocupar en la historia el puesto que le corresponde, reconociendo sus aciertos, pero sin olvidar sus errores.

PRIMEROS PASOS:

Salvador Allende Gossens era vasco por parte de padre y belga por parte de madre, nacido en Valparaíso (Chile) el 26 de junio de 1908 en el seno de una familia de clase media alta, de profundas convicciones progresistas (su abuelo fue gran maestro de la masonería), se crió en varias ciudades chilenas debido a los frecuentas cambios de puesto de trabajo de su padre. “Chichito”, como era conocido en el ámbito familiar, se inició en política de la mano de un viejo zapatero anarquista llamado Juan Demarchi, que llevó a cabo una gran influencia en él.

Su primer puesto de responsabilidad política lo ejerció en la Universidad de Chile mientras estudiaba medicina, a principios de los años 30 del pasado siglo, como vicepresidente de la FECH de estudiantes, cargo del que sería expulsado justo antes de la caída del dictador chileno Carlos Ibáñez del Campo. A pesar de ello, siguió siendo un destacado líder estudiantil, hasta que fue detenido y encarcelado; posteriormente se centró en terminar su carrera de medicina, y encontrar trabajo estable, cuestión que le llevó varios años.

Rápidamente comenzó a trabajar activamente para el Frente Popular de izquierdas, donde ascendió en el seno del Partido Socialista, y a finales de los años 30 consiguió ser parlamentario. Su primera intervención como tal fue solicitar al presidente de la Cámara que los diputados de su bloque no juraran, sino que prometieran su cargo. En 1939 fue nombrado Ministro de Salubridad para el gabinete de Aguirre Cerdá, su primera responsabilidad institucional. Una vez vencidas muchas resistencias internas en el seno de su partido, Allende se postuló para presidente en tres ocasiones antes de vencer en los comicios de 1970 (1952, 58 y 1964) encabezando listas de convergencia de diversas fuerzas de izquierda, que contemplaban un muy diverso espectro ideológico. Su talante moderado por entonces le valió ser presidente del Senado hasta 1966, cuando se retiró del cargo, fue homenajeado y recibió parabienes incluso de los medios de comunicación conservadores de la época.

LAS ELECCIONES DE 1970:

La campaña de las elecciones de 1970 resultó durísima debido a la polarización de la sociedad chilena. Los conservadores de Alessandri no estaban dispuestos a perder el poder retenido durante décadas, y contaron con la inestimable ayuda de los EEUU y de la CIA para obtener fondos para su campaña. Las fuerzas de izquierda habían denunciado que las empresas norteamericanas del cobre, Anaconda y Kennecott habían obtenido ganancias multimillonarias sin revertir en el estado chileno, explotando a los/as trabajadores/as con total impunidad. Allende, para contrarrestar el poderío económico de sus rivales, encontró apoyo en la antigua URSS desde el punto de vista material y económico abiertamente, la reacción norteamericana, al observar que era más que posible un triunfo “allendista” decidió llevar a cabo una campaña de desestabilización política y social que culminó con el intento de secuestro del general constitucionalista René Schneider, quien se defendió de sus agresores siendo tiroteado, falleciendo días después en el hospital.

La victoria de la Unidad Popular supuso una conmoción dentro y fuera de Chile. El programa para nacionalizar la explotación del cobre, la minería (que contó con la unanimidad de la cámara de representantes chilena), la reforma agraria y el aumento de la ayudas estatales para las actividades clave de la economía se pusieron en marcha. Aunque estas medidas resultaron positivas en el primer año del gobierno de Allende, pronto la economía comenzaría a colapsarse, y la figura de Allende a radicalizarse, por factores exógenos (el acoso de EEUU con su presidente Nixon a la cabeza) y endógenos (la ultraizquierda ganaba terreno de influencia en las decisiones del presidente).

LA RADICALIZACIÓN:

Tres hechos “violentos” provocaron durante 1971-1972 situaciones muy complicadas para la supervivencia de Allende y su gabinete. En primer lugar, la inoportuna visita de Fidel Castro a finales de 1971 a Chile, que puso en varios aprietos al presidente chileno. Castro criticó la moderación de Allende en su propio país ante masas de obreros/as ávidos de arengas y soflamas incendiarias tan propias del líder cubano. Fidel llegó a decir en público que la vía de Allende al socialismo no servía sin violencia; la situación tomó tal cariz que el propio Allende estalló en un encuentro diciéndole a su invitado que las decisiones en Chile las tomaba él. La ruptura desde ese día fue casi total entre ambos mandatarios. Por otro lado, el asesinato de un ex ministro conservador chileno por parte de un grupo de ultraizquierda de siglas VOP, hizo que la Democracia Cristiana retirara sus apoyos puntuales al gobierno; y en tercer lugar, el asesinato a tiros de un pequeño propietario de tierra llamado Rolando Matus, que supuestamente se defendía de la ocupación de su parcela por parte de incontrolados favorables a la Unidad Popular. Su muerte alimentó la violencia contra el ya débil gobierno chileno.

Sin embargo, el momento más grave vivido por Allende antes del golpe, además del enfrentamiento callejero de grupos ultras (MIR por parte de la izquierda, Patria y Libertad por parte de la derecha) que saboteaban la acción de gobierno por uno y otro lado fue el llamado “Paro de octubre”, iniciado por el gremio de los camioneros contrarios a la nacionalización del sector, y al que se unió prácticamente todo ámbito gremial del país. El gobierno contraatacó creando las Juntas de Abastecimiento y Precios para suministrar a la población, aunque este organismo fue acusado de favorecer exclusivamente aquellos negocios simpatizantes del gobierno.

Ante esa situación, el comandante en jefe de las FFAA chilenas, Carlos Prats, apenas podía contener el ruido de sables alrededor de Allende.

EL GOLPE:

En marzo de 1973 las fuerzas políticas de derecha, unidas bajo una misma sigla (CODE, Confederación para la Democracia), se quedaron cerca de conseguir el porcentaje de votos suficiente para destituir a Allende. No lo lograron, pero sí tuvieron mayoría para aprobar una reforma constitucional y promover que la reforma agraria allendista fuera modificada a favor de los pequeños propietarios. Allende vetó gran parte de esa reforma presionado por los aliados comunistas de la UP, liderados por el radical e incendiario en sus discursos Carlos Altamirano. La respuesta de la oposición con mayoría en la cámara fue la de aprobar una declaración durísima contra Allende por su actitud antidemocrática. Fue el pistoletazo de salida a la acción militar, era junio de 1973.

Carlos Prats dimitió tras sufrir acosos humillantes durante semanas, entre los que se incluía el lanzamiento de maíz por parte de grupos organizados de mujeres conservadoras a las puertas de los cuarteles, acusando a los militares de gallinas, abucheos en público, y un intento de ataque a su coche oficial. Tras la marcha de Prats, Allende confió en el general Augusto Pinochet Ugarte para controlar la situación hasta la realización de un plebiscito que confirmara su salida o no del poder. Sin embargo, la decisión ya estaba tomada, ni el desafuero a Carlos Altamirano, ni el éxito de las gestiones de Orlando Letelier (ministro del gabinete Allende) para la consecución del plebiscito detuvieron el alzamiento. Tras fracasar el “tanquetazo” de junio de ese año, en el que los ultras de “Patria y Libertad” provocaron 20 muertos –en su mayoría civiles- antes de refugiarse en la embajada de Ecuador, Pinochet no dejó opción al fracaso.

11 DE SEPTIEMBRE:

Cuando las FFAA tomaron las calles de las principales ciudades chilenas esa misma mañana, por sorpresa, Allende trató de localizar a Pinochet, que no respondió a sus llamadas. En ese momento, el presidente tuvo conciencia de la traición del militar, y se dirigió al Palacio de la Moneda con un grupo de leales escasamente armados. Sitiado y sin escapatoria, Allende se negó a rendirse ante los apremios de Pinochet, que no tuvo reparos en ordenar bombardear el edificio con cazas de la aviación chilena. Después del salvaje ataque, Allende decidió rendirse, salvar la vida de sus colaboradores, y suicidarse pegándose un tiro en la boca con su rifle AK-47, no sin antes ofrecer por medio de la única radio no tomada por los militares hasta ese momento, uno de los discursos más estremecedores de la turbulenta historia latinoamericana. +

Mientras tanto, la represión en las calles ya se había iniciado. Los grupos políticos que apoyaron el golpe observaron horrorizados que las pretensiones de Pinochet no eran soltar el poder tan fácilmente, los conservadores moderados sufrieron la traición del siniestro militar, así como también sus torturas y asesinatos selectivos.

Allende fue enterrado clandestinamente en Viña del Mar, su esposa pudo asistir antes de ser forzada al exilio. 17 años después, el presidente chileno Patricio Alwyn, tras la derrota en referéndum de Pinochet, ordenó llevar a cabo otro funeral con todos los honores de Jefe de Estado al que acudieron miles de personas. Para el mito, la eternidad, para el hombre, sus palabras:

“Superarán otros hombres el momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor".

+Algunos autores aseguran que Allende fue asesinado en un intercambio de disparos con soldados rebeldes, y que una vez muerto un militar le destrozó la cara de un culatazo de metralleta. Nunca ha sido confirmado tal hecho oficialmente.