Hablar del Betis significa retratar a unos de los equipos que con mayor ahínco ha luchado y sigue luchando por la plena integración de la mujer en el androcéntrico mundo futbolístico.
Esto ha sido posible gracias al esfuerzo, el empeño, la lucha y la dedicación de innúmeras mujeres que, aún en las sombras, han impulsado y contribuido a visibilizar y prestigiar todo el tejido femenino que atesora y moviliza un equipo como Real Betis Balompié.
En correspondencia, el Club comenzó a llevar a cabo iniciativas pionerísticas, tales como el homenaje que por tercer año consecutivo viene rindiendo a las mujeres béticas por el Día Internacional de la Mujer. Esto demuestra, con un vigor del que pocos equipos pueden presumir, que el espíritu tanto de la afición como del Club está impregnado de tolerancia y progreso, lo que contrasta de forma frontal y absoluta con los impresentables cánticos vociferados por un grupúsculo de pseudoaficionados de pseudopersonas.
En mitad del alud de juicios morales, algunos de ellos vilmente orientados contra una afición dolida y estupefacta, surge la sombra de la duda en torno a la postura de las Instituciones Deportivas al respecto. Esas mismas instituciones que con una mano estudia sancionar a todo un club por un (lamentable) incidente aislado y que no representa a la afición, mientras que con la otra infravalora deliberadamente a la actividad deportiva emprendida por mujeres en este país.
El deporte femenino en general está plagado de injusticias y en particular el fútbol femenino. El deporte nacional sigue siendo oficialmente territorio masculino bajo la obra y gracia de un protectorado institucional que arrincona a la mujer al papel de foránea impostora. Ya va siendo hora de enarbolar la bandera contra el machismo parasitario y en pro de la igualdad en el deporte.
Carmen Mejías Bernaza
Presidenta de la Peña de Mujeres Béticas.