Obtuvo el Primer Premio Nacional en los Estudios de Ciencias de la Educación, en los Premios Nacionales de Fin de Carrera de Educación Universitaria correspondientes a la promoción 1992-1997. Igualmente el Premio de Investigación Social Aplicada al trabajo denominado «Estado actual del voluntariado andaluz: necesidades formativas», organizado por el Área de Acción Social de la Excma. Diputación Provincial de Sevilla durante el año 2003. Fue becario FPU del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte durante los años 1999-2002.
Actualmente participa en proyectos de innovación docente relacionados con el EEES, en cursos, seminarios y congresos de especialización orientados a la formación didáctica como docente universitario
1. ¿Por qué decide dedicarse a la educación?
Siempre le echo la culpa a un maestro que tuve, a Don José, por la parte humana. Era una persona que te abría puertas, te mostraba cosas. Y me pareció algo muy interesante eso de enseñar caminos y de poner a disposición de los demás lo que vas aprendiendo y ver cómo van creciendo. Me llamó la atención esta profesión desde el principio por eso. Es lo que más me ha atraído de este oficio.
2. ¿Ve importante la participación de las familias en todos los niveles educativos?
Es crucial la importancia de la familia y los núcleos que conforman la realidad del alumnado en la medida en que las personas no estamos aisladas sino que vivimos en contextos, barrios, con amigos, familia, etc. Entonces la participación de las familias da más equilibrio en el proceso educativo. En situaciones normales, colaborando adecuadamente, y proporcionándoles las herramientas necesarias, aportan una estabilidad necesaria al proceso formativo de la persona.
3. ¿Existe algún nivel educativo en el que sea más importante que en otro?
Conforme se tiene menos edad e independencia, la participación de las familias es más necesaria. Por lo general es determinante para que la tarea que hace el profesorado tenga una continuidad. Es como si se empieza a construir un castillo por piezas y, al llegar a casa, lo destrozan y hay que comenzar de nuevo al día siguiente. Eso a los niños les genera una confusión tremenda en todos los sentidos, no sólo el cognitivo, sino también en el afectivo. Esa discordancia entre la familia y los educadores es un gran foco de problemas.
4. ¿La formación de las familias influye en el grado y la calidad de la participación en la educación de sus hijos e hijas?
Una familia que tenga cierto nivel formativo puede tener más recursos o posibilidades pero más hace el que quiere que el que puede. Independientemente de la formación es importante que las familias sepan interpretar el papel que tienen en la educación de sus hijos. Se precisa información, colaboración y mostrar una buena actitud. Es más una cuestión de sentido común, de valores y de responsabilidad. Que vean que ellos deben ser elementos que contribuyan.
5. ¿Cómo se podría aumentar la participación de las familias?
La dinámica social actual está obstaculizando la participación de las familias en la educación. A nivel laboral las familias tienen que responder a exigencias que no favorecen su implicación en la educación. Es necesario ver la manera en la que se articula esto para que un padre o una madre pueda disponer de ese espacio. En el modelo económico vigente priman los resultados-productos por encima de los procesos lo que está provocando una deshumanización generalizada y la primera consecuencia de ello es la dejación que estamos padeciendo en la educación.
6. ¿Qué papel jugarían en esta realidad las escuelas de padres?
Serían claves. Las familias se ven impotentes. Igual que cuando tienes una necesidad jurídica o de salud acudes a un abogado o a un médico, la educación también precisa de especialistas que ayuden a diagnosticar y ofrecer las orientaciones que sean más oportunas en función de las características específicas que presente cada caso. Las familias intentan educar a sus hijos creyendo que lo que hacen es lo mejor para ellos pero, en muchos casos, no es así. Si no disponen de ninguna ayuda u orientación en este sentido continuarán recurriendo a la mejor de sus voluntades que, desgraciadamente en la mayoría de los casos, no siempre será lo más adecuado condicionando negativamente tanto la formación de sus propios hijos como el desempeño de las tareas docentes.
7. ¿Cómo tendrían que ser esas escuelas de padres?
Lo ideal es que fueran muy contextualizadas. La realidad cambia de un barrio a otro de la misma ciudad. Y, para ello, deberían servirse de la ayuda de los mismos educadores que trabajan con esos alumnos y traten con los padres, todo ello reforzado por personal más técnico y especializado que apoyara la función del maestro.
8. ¿Traería ventajas la entrada de la familia en la universidad?
Sería un apoyo importante por la dificultad de la etapa. Pero se necesita que los padres conozcan lo que se hace aquí o incluso ver qué podrían aportar. En la gestión de actividades complementarias se podrían abrir líneas voluntarias y especializadas que pudieran ofrecer alternativas específicas relacionadas con cada titulación universitaria. Pero la configuración actual hace que esto sea todavía una utopía.
9. Hoy en día, ¿se debería de incluir en la formación de los profesionales de la educación estrategias para el aumento de la participación de las familias?
Sí, sería otra línea que deberíamos potenciar. Conocer las características de las familias actuales que te puedes encontrar y diseñar estrategias colaborativas que hagan más fácil la participación e implicación de las mismas durante el desarrollo de los procesos formativos.
10. ¿Las TIC podrían ser un medio para aumentar la participación de las familias?
Evidentemente son herramientas extraordinarias pero hay que darles su sitio. Tienen una potencialidad tremenda pero la clave de la tecnología está en el uso que los educadores le damos como herramientas didácticas. Y ahí tenemos todavía mucho que decir y hacer para que puedan convertirse en verdaderas vías de participación y comunicación que nos acerquen realmente a las familias.
11. ¿Qué posibilidades aportan las redes sociales a esta cuestión?
Nos permiten flexibilizar las posibilidades de comunicación con las familias además de incentivar su participación. Es una manera complementaria de abrir nuevos espacios desde los que puedan plantearse y compartir todas aquellas cuestiones que (por vergüenza, dificultades de desplazamiento, limitaciones de tiempo o la razón que sea) no se consideran habitualmente y podrían contribuir notablemente a mejorar la cantidad y calidad de las interacciones entre las familias y los educadores.
12. ¿Cuáles son los principales problemas del sistema educativo actual?
Repasando las últimas reformas podemos apreciar que se han cambiado “etiquetas” pero sin embargo seguimos padeciendo los mismos problemas de siempre. En España la educación está demasiado politizada y se echa en falta que todos trabajemos en una línea y con unos objetivos comunes, de lo contrario seguiremos dando tumbos como hasta ahora. Tenemos conocimiento científico y experiencia suficiente para plantear la educación de otra manera. Harían falta gobiernos valientes que se preocupen y apuesten realmente por la educación.
13. ¿Qué mejoras urgentes realizaría en cuanto a la educación?
Las necesidades más inmediatas se ven en la falta de profesorado. Si se quiere cumplir lo que las últimas leyes anuncian en sus preámbulos esto se debe cambiar. Por otro lado, la infraestructura necesita mejorar pero, para que pueda ser operativa, hay que liberar de carga a los docentes. Igualmente, conviene definir unos principios básicos de actuación. Lo cual implicaría redefinir los estándares que marcan la calidad para adaptarlos en función del modelo de sistema educativo y ciudadano que queramos para nuestro país.
por jose1907
@contrerasrosado
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