Al convencimiento de que hay uno entre muchos que sobra, y no como bético, sino como figura predominante entre béticos. Es sólo eso, simplemente eso, los béticos tenemos las ganas, los motivos, las formas, el futuro, la fuerza, el orgullo, la paciencia, el sufrimiento, todo para ser béticos. Todo lo tenemos y lo mantenemos, pero hay alguien que todo lo distorsiona, que todo lo transforma y hace que el Betis no traiga por su inmenso caudal tanta ****** que impide oxigenarse en sus profundidades, en sus frondosas orillas.

Hay un momento para cada cosa, y abusar de los momentos puede llevar a que estos se vuelvan obtusos, se cieguen y huelan mal. No hay leyenda que oculte su parte negra, y no por mucho promulgarla se puede ocultar en los umbríos rincones los pecados que vamos creando. Pero si hay ganas de que nuestro legado perdure y no que nuestro legado se imponga al legado de miles y miles, al destino forjado por todos y que se puede acabar simplemente por doblarlo hasta torcerlo.

Por todo esto y mucho más estoy convencido de que uno entre muchos sobra, y no porque esté comido por ningún odio enfermizo, ni odio ni estoy enfermo. Es tan obvio como que una persona entre muchas no puede pensar que quien no piense como él está contra él. Es tan normal como que quien a base de intentar convencer de sus proezas no sea capaz de la heroicidad de reconocer sus errores. Es tan sencillo como crecer con los tiempos, no querer que incluso los tiempos rindan pleitesía a unas formas que a fuerza de abusar de ellas se han transformado en una hidra que come y recome a nuestro Betis.

Y es que el paso del tiempo hace que todo lo que fue se transforme en un estado de angustia para los béticos, angustias de quien está a favor y de quien está en contra, de incluso el que ni esté a favor ni en contra, de quien lo siga por la tele de un bar o se desplace hasta a los amistosos en los pueblos vecinos, de quien esté dentro intentando cambiar las cosas o quien desde fuera vea cómo se derrumba una de las cosas que más quiere. Todo está en que ese angustioso tiempo en el que llevamos no son dos días para sentirnos niños caprichosos sin juguete. En eso muchos béticos han demostrado que son mucho más que meros comparsas de una situación sobrevenida. Han demostrado que quieren al Betis por encima de una persona, y quieren compartir sus conocimientos, sus formas y su trabajo, sí trabajo, con todos. ¿Qué se traduce de todo esto?

Pues en que en el Betis del 2009 no sobra ningún bético, ninguno, pero uno entre muchos no debe seguir mandando el frío casco que contiene un tesoro tan grande. La fórmula no la tengo, es verdad, pero todas las ecuaciones siempre pueden despejar la misma incógnita. Hace tres lustros parece que se transformó en solución, pero de solución vitalicia amparada en SAD ha pasado a un lastre de tan tamaño peso que siendo bético su amor por el Betis lo ralentiza, lo lleva ahogando desde hace muchos años, pero a cada apretón de la soga se alejan del Betis personas de tal valía que parece mentira que suceda.

También me queda claro que hay tantos y tantos béticos que hicieron lo posible y lo imposible por hacer las cosas bien para el Betis y que tuvieron que irse con la cabeza gacha, con las lágrimas en los ojos, con las ganas rotas que me trae al presente y ya vemos en cualquier rincón un fantasma amigo o enemigo, no a un bético trabajando por hacer algo mejor por el Betis. Y no los culpo, no los culpo porque en este trágico pulso de uno contra todos (incluido aquellos que aceptan la gestión) sabemos que quien haga una mínima sombra pasará a ser parte de esa legión de apestados que tienen a mal insultar desde un atril soñado para ser la voz de los béticos y se ha convertido en eso, la voz de uno y su verdad.

Por eso, porque no tengo la fórmula, tengo la palabra, y mi palabra de bético dice que hay que empezar ya un camino por un terreno baldío que nos espera y donde de verdad se verán a los béticos, a todos los béticos, en un camino por el desierto donde se produzca una trancisión que deje atrás uno de los periodos más convulsos en la historia de nuestro Betis. Un período donde los béticos perdimos la inocencia, dejamos de creer en salvadores y miramos al futuro sin que ninguna figura hiciera sombra.

Por eso, a principios de enero del 2009, estoy convencido, el Betis necesita de todos los béticos para seguir adelante, unos empujando y otro, dejando de frenar. Quizá me haga la misma reflexión en 2010, quizá, pero pensando sólo en el Betis, es la reflexión que encuentro.

Pd.: Ojalá pasen siglos sin vernos en este sinsentido, ojalá.