Muchos años pasan ya desde el adiós de un grande del Real Betis Balompié. No hablamos de cualquier jugador, hablamos de un jugador diferente al resto, especial, en definitiva, de nuestro “mago de las botas blancas”.

Alfonso Pérez Muños o si prefieren llamarle “Arfonsito” es un jugador que no sólo se puede considerar que ha marcado un periodo en la historia de las trece barras, sino que él es parte importante de esa historia teñida de verdiblanca. Muchos jugadores han pasado por la entidad verdiblanca, pero pocos han sido los que verdaderamente han dejado una huella tan profunda en la afición, como la que dejó el “11” bético por el césped del Villamarín.

El delantero getafense, no tendrá problemas para contar historias a sus nietos. Podrá decir que da nombre a un estadio de la Primera División, que formó parte de la selección durante varios años, y lo más importante aún, que fue un ídolo para la mejor afición del mundo, la de nuestro Real Betis.Si algunos recordamos la era en la que todos los niños querían llevar las botas blancas, es ahora en 2011, cuando siguen agolpándose béticos a las puertas de la tienda buscando la camiseta del “11”, en el tan esperado “stock”

Lejos quedan ya su quinta de Finidi, Jarni, Alexis o Roberto Ríos entre otros. Un equipo que de la mano de nuestro querido Don Lorenzo Serra Ferrer logró quedar entre los tres primeros y plantarse en una final copera, que nunca debió de escaparse de nuestras manos. Muños años pasan ya de esos partidos, los recuerdos de nuevos jugadores se van acumulando en nuestras memorias, pero lo que nunca podrá desaparecer de nuestras retinas serán detalles, tales como aquel recorte a Winston Bogarde en el monumental baño al Barcelona, su gol ante Yugoslavia en un último minuto de infarto, o sus goles inverosímiles en el Benito Villamarín seguidos de los cánticos “qué bonitos, qué bonitos, son los goles de Arfonsito” .

Si desde Madrid se recuerda a un “7” que marcó una época y sigue marcándola desde tierras alemanas, desde Sevilla no podemos hacer menos que homenajear y recordar a un hombre que se encargó de hacer Betis por toda España cuando realmente era difícil. Mucha suerte Alfonso allá por donde vayas, porque el “musho Betis” siempre te perseguirá hasta que nuestros caminos se vuelvan a encontrar.