El sábado, el Betis cerró en casa la primera vuelta del campeonato con el partido que, paradójicamente, debió abrir la competición hace cinco meses, frente al Sevilla. Así, en un derbi hispalense que regresó tras tres años de ausencia, los verdiblancos lograron un empate que eleva a 23 el total de puntos acumulados durante los primeros 19 encuentros ligueros, una media que de, como mínimo, repetirse en la segunda tanda del campeonato certificaría la continuidad del club un año más en la máxima categoría.

Y eso, contando con aquella pésima racha de un punto sobre 30 que motivó que los fantasmas empezaran a cuestionarse seriamente si sacarse el carné para lo que quedaba de temporada en Heliópolis. Sin embargo, a estas alturas, prácticamente la mitad del objetivo, la permanencia, está asegurado, algo que unido a la imagen que da el equipo, que por fin se ha sacudido todos sus miedos, hace albergar esperanzas de que de aquí a junio no vaya a hacer ninguna falta echar mano de la calculadora.

Aunque, tampoco es plan de relajarse. Más que nada, porque estos números no garantizan nada definitivo y, por si fuese poco, el Betis es experto en complicarse la vida donde nadie lo hace. Porque es verdad que la proyección que llevan los verdiblancos es de 46 puntos al final del curso, cifra con la que jamás se ha descendido. Pero mejor no tentar a la suerte. Que, por ejemplo, muy pocos lo han hecho con 44 y, desgraciadamente, la escuadra de las trece barras está entre ellos.

Por eso, hay que tirar de ambición en esta segunda vuelta, saliendo a por todas en cada partido y con la idea de sumar de tres en tres todas las semanas. No en vano, ahora es cuando se decide todo, el momento en el que importan los ‘goal averages’ y cada triunfo ante un rival directo puede resultar decisivo. Es la hora de apretar los dientes un poquito más si cabe, sabiendo que el margen de error se reduce y, por tanto, hay que echar el resto.

Empezando este mismo domingo, frente a un Granada que llegará al Villamaría estrenando técnico y con la imperiosa necesidad de sumar para salir de los puestos de descenso. No estaría de más que se repitiese la misma historia de hace cinco meses en Los Cármenes, cuando Rubén Castro, en el último suspiro, se trajo para Heliópolis los primeros tres puntos del campeonato. De suceder así, la permanencia estaría un poquito más cerca. Sólo habría que continuar, como mínimo, en la misma línea que ha marcado esta primera vuelta.

J. Julián Fernández