Dicen que los empates fuera de casa hay que saber hacerlos buenos después, con una victoria como local. Esta máxima es absolutamente aplicable al Betis, que después de lograr un punto en su visita a la Real Sociedad, buscará un triunfo frente a Osasuna por dos motivos fundamentales. El primero y principal es que, dependiendo de lo que ocurra también en el Zaragoza-Granada y el Real Madrid-Sporting, la escuadra de las trece barras podría terminar la jornada prácticamente salvada.

En este sentido, la combinación es bien simple: si los verdiblancos se imponen a los rojillos y tanto maños como gijoneses caen ante sus respectivos rivales, los pupilos de Pepe Mel se colocarían con una ventaja de 14 puntos sobre el descenso, algo que, restando tan sólo 15 en juego, dejaría el objetivo tremendamente bien encarrilado. No en vano, si eso ocurriese, al conjunto de La Palmera le bastaría con sumar sólo un punto más que ambos clubes en las cinco jornadas restantes para que las matemáticas lo mantuviesen un año más en Primera. Además, si a eso se le une que los heliopolitanos aún habrían de medirse al Sporting en el penúltimo choque liguero y que tienen ganado el ‘goal average’ particular al Zaragoza, el panorama se aclararía casi por completo.

Pero, también, una victoria el domingo serviría para que el equipo pueda vengarse de una de las derrotas más crueles de cuantas ha sufrido en la presente temporada. Y es que a muchos no se les olvida que en Reyno de Navarra, al Betis se le escapó un empate en el tiempo de prolongación, merced a un tanto de Nekounam que prolongó aquella crisis de juego y resultados que dejó en el Villamarín sólo un punto de 30.

Precisamente esa dinámica negativa dejó a los verdiblancos sin más objetivo este año que el de continuar un año más en Primera. Porque a nadie se le escapa que todo podría haber sido distinto si se hubiese sumado algún punto más durante aquellos partidos. Sin ir más lejos, de haberse logrado aquella igualada y, como mínimo, la de la semana anterior frente a la Real Sociedad, en un duelo que finalizó de idéntica manera, hablaríamos de un Betis con 41 y que miraría de mitad de la tabla hacia arriba.

Tanto cambiaría la situación que Europa estaría a apenas cinco puntos de distancia y, lo que son las cosas, la escuadra de las trece barras tendría la oportunidad de ponerse a tan sólo dos este mismo domingo, ya que, caprichos del destino, la sexta plaza, que da derecho a pasearse por el ‘Viejo Continente’, es propiedad de Osasuna. Qué duda cabe que, de haber sido así, nada sería igual.

Pero dar marcha atrás al tiempo es imposible. Lo que no se logró en su momento, ya no volverá. No obstante, siempre queda la posibilidad de resarcirse de derrotas como la de aquella tarde en el coliseo rojillo, aunque hayan pasado ya más de cuatro meses. Conseguirlo no sólo serviría para saldar cuentas pendientes, sino también las que tienen que ver con un objetivo que ya se da prácticamente por hecho, pero que todavía hay que finiquitar.

Por eso, alicientes no faltan para un duelo en el que a los heliopolitanos no les va la vida, porque aún hay bastante margen de maniobra, aunque sí da la oportunidad de poder casi cerrar la temporada con antelación, acabando con cualquier resquicio de duda que aún pudiese haber por Heliópolis. Porque urgencias como tales no hay, pero no estaría de más dar otro pasito importante como últimamente, sin prisa pero sin pausa, justo cuando, de paso, también se puede servir en frío una dulce venganza.

J. Julián Fernández