Costó, pero por fin el Betis acabó con uno de sus grandes gafes. Once años después, la escuadra de las trece barras volvió a imponerse al Espanyol en el Benito Villamarín, sumando así su tercera victoria del curso y colocándose con nueve puntos, una cifra que, aunque no significa nada a estas alturas de competición, sí que permitirá que el equipo continúe trabajando y puliendo errores con tranquilidad.

Porque con este arranque de competición el contratiempo de la lesión de Paulao, que resulta importantísimo, se ve con menor gravedad de la que realmente tiene. Quizás en ello influya también que el brasileño lleva este año más tiempo en la enfermería que en el campo, al encadenar un problema físico con otro. Pero también que Mario se está mostrando inconmensurable en el eje central de la zaga, del que se ha apoderado completamente desde su regreso a los terrenos de juego, en Valladolid.

Además, Perquis no dejó malas sensaciones en su debut, por lo que parece que, a priori, la baja del ‘canarinho’ está más que cubierta. El problema vendría en caso de que aparecieran más molestias o dificultades. Pero, mejor ser positivos que empezar a preocuparse. Dorado y Amaya están en la recámara y con ganas más que de sobra como para reivindicarse. Así, la posibilidad de que Casto sume más encuentros sin encajar un gol sigue estando ahí.

No obstante, los laterales continúan sembrando dudas. El sábado, los atacantes espanyolistas dieron más de un quebradero de cabeza a Nélson, mientras que Nacho, que se mostró mucho más solvente, corre el peligro de ver lastrado su rendimiento porque no puede jugarlo todo. Por tanto, no estaría de más comenzar con las rotaciones, probando de una vez a Ángel en el flanco diestro y dando minutos a un Álex Martínez que debe confirmarse por fin en el primer equipo.

Mientras, en la medular, Rubén Pérez volvió a ejercer a la perfección como ‘hombre escoba’, confirmando que, muy a su pesar, se está convirtiendo en el relevo perfecto de Iriney. Y qué decir de Beñat. El vasco continúa impecable y, con su asistencia a Paulao, ya ha participado en la mitad de los tantos verdiblancos de esta temporada. Aparte está el criterio que aporta al juego del equipo y su innegable calidad. Qué bueno que se quedó el de Igorre, porque si no la historia sería bien distinta.

Por su parte, las bandas se mostraron bastante correctas. Juan Carlos comenzó como un obús, desbordando cada vez que quiso, pero terminó con la lengua fuera. El de Boadilla puede y debe ser fundamental en las filas heliopolitanas, pero tiene aprender urgentemente a dosificarse, porque, en caso de no hacerlo, generaría casi tantos problemas como los que resuelve. En el otro flanco, el derecho, Agra sigue mostrándose participativo y, lo que es más, comienza a ayudar en tareas defensivas, algo que le hace sumar aún más si cabe. Su adaptación parece que, ahora sí, va comenzando a ir por buen camino, todo es que no se tuerza.

Y arriba, Pozuelo regresó a la titularidad, demostrando que está preparado más que de sobra para ser una pieza importante en el cuadro verdiblanco. Buscó espacios y la portería contraria, ejerciendo como el mejor ‘escudero’ posible a un Rubén Castro que, esta vez, pasó algo más desapercibido, pero que sigue teniendo la pólvora dispuesta para explotar en cualquier ocasión que tiene.

Todavía queda saber qué pasa con un Campbell que, pese a dejar buenas sensaciones en su estreno, frente al Rayo, ha dejado de contar para Pepe Mel. O contemplar las evoluciones de un Nosa que, de momento, destaca más por su peculiar modo de vestir que por su rendimiento sobre el césped. Y comprobar si Molina continúa con su particular idilio con el gol.

En definitiva, queda mucho por hacer y desvelar todavía, pero estas tres victorias y su traducción en puntos ya no se escaparán del casillero verdiblanco, que saldará sus deudas pendientes con la competición el miércoles, ante el Atlético. Un nuevo triunfo llevaría a los heliopolitanos a la segunda plaza. Aunque aún resta muchísimo por delante y sólo se habría llegado a una pequeña isla en mitad del mar.

J. Julián Fernández S.