No pudo ser. Ante el Granada, el Betis volvió a evidenciar que, de momento, sigue sufriendo de miedo a las alturas y cada vez que recibe halagos el ‘azúcar’ termina por causarle estragos. Cierto es que el Granada tampoco hizo mucho más que los verdiblancos para llevarse los tres puntos del Benito Villamarín y que, incluso, los pupilos de Pepe Mel estrellaron dos balones en la madera. Pero al final fueron los nazaríes los que supieron aprovechar mejor sus oportunidades y las concesiones de una defensa local que perdió la contundencia de otras ocasiones.

Basta recordar que los dos tantos visitantes se fraguaron en dos rechaces en el área que la zaga heliopolitana no supo controlar. Si a eso se une que la puntería de los de La Palmera no estuvo demasiado afinada y que Toño se mostró inmenso en sus intervenciones, la ecuación sale sóla, sin posibilidad se sumar más puntos a los 19 que relucen, y de qué manera, en el casillero de la escuadra de las trece barras.

Ahora, reaccionar resulta obligatorio si se quiere demostrar que, como muchos sospechamos, lo hecho por el equipo hasta ahora no ha sido un espejismo. La primera oportunidad para hacerlo será, probablemente, en el mejor escenario posible: la casa del eterno rival, el Ramón Sánchez Pizjuán. Allí, el Betis iniciará una dinámica de partidos en los que la exigencia será máxima, puesto que tras el Sevilla llegará al Villamarín el Real Madrid y después, previa visita al Deportivo en Riazor, el Barcelona.

Utilizando el tan manido símil ciclista, comienzan ‘Los Alpes’ de esta Liga para los verdiblancos, de los que pueden salir tremendamente reforzados si los resultados acompañan o tocados, sobre todo anímicamente, en caso de que ocurra lo contrario. Además, será el momento clave par ver cuál es el nivel real de este conjunto que tanto ha hecho soñar a su afición durante las primeras 10 jornadas de la competición.

Y para que no falte de nada, entre medias de toda esa vorágine de duelos vendrá la vuelta de Copa frente al Valladolid, en el que los pupilos de Pepe Mel están obligados a darle la vuelta al 1-0 que encajaron en la ida para seguir vivos en el Torneo del KO. Por tanto, no cabe ninguna relajación; sólo trabajo, exigencia y esfuerzo para que no se esfume ese sueño que ha dado sus primeros pasos con un gran arranque, pero que hay que continuar alimentando con el paso de las semanas para que en junio llegue a buen puerto.

Es decir, que llega el momento de la verdad para un Betis que debe demostrar que quiere seguir creciendo, empezando por hacerlo sin salir de Sevilla, reivindicando ante su eterno rival que la derrota frente al Granada sólo fue un borrón que se puede subsanar. Porque a partir de ahora el margen de error, aunque a largo plazo sigue intacto, se reduce si no se desea abandonar la ‘zona noble’ de la tabla.

Es la hora de dar golpes encima de la mesa y confirmar si se quiere dejar de ser una mera comparsa en la Liga. Porque las alturas no están tan lejos e, incluso ahora, el botín de puntos verdiblancos puede seguir aumentando. Y es que toda dificultad es poca para un equipo para el que, como ya ha demostrado en miles de ocasiones, los imposibles no existen pese al nivel que tenga el contrario.

J. Julián Fernández S.