Máxime cuando otro canterano, Nono, estuvo también cerca de cambiar el Villamarín por La Masía.
Sin embargo, como no hay mal que por bien no venga, una sobrecarga en los isquiotibiales de Rubén Castro obligó a Mel a tirar del filial para completar el equipo de cara a los amistosos ante Coria y Sporting de Braga.
Entonces, el míster no lo dudó y se fijó en el de Sevilla Este, una de sus grandes debilidades. Y el chaval, lejos de amilanarse, sacó a relucir todo su potencial, convirtiéndose en uno de los más destacados tanto sobre el césped del estadio Guadalquivir como el del Municipal de Isla Cristina.
Como consecuencia, el técnico contará con él para la segunda concentración verdiblanca, que se llevará a cabo a partir de esta misma semana en tierras inglesas.
Un cambio radical en los acontecimientos que, en cualquier caso, sigue observándose con toda la atención del mundo desde la Ciudad Condal, donde algunos toman esta decisión como un modo de tensar la cuerda en unas negociaciones que estaban poco menos que acabadas. Otros, en cambio, piensan que lo mejor es olvidarse del mediapunta, cuyo futuro, en cualquier caso, se decidirá en las próximas semanas.
Mientras tanto, él intentará ganarse el puesto en un vestuario que conoce bien, en el que ha destacado con luz propia durante los dos últimos veranos y que espera no tener que volver a abandonar para consolarse con ser indiscutible en el filial.
Una oportunidad con la que hace apenas unos días apenas podía siquiera soñar, pero que ya sea por las circunstancias o por exigencias del mercado, se le ha presentado ante sí y no querrá dejar escapar.
Sea como fuere, lo importante de todo esto es que se le ha vuelto a tender la mano a una de las perlas de la cantera, un jugador al que las lesiones le han impedido ganarse un sitio en el primer equipo y que sabe que a estas alturas puede que el tren que lo lleve a la élite vestido de verdiblanco puede que no vuelva a parar más.
Al menos, en caso de irse, lo hará porque Mel no lo vea en condiciones para subir, no para buscar tratos de favor a la hora de obtener fichajes de un Barcelona que cuando intenta colocar a sus descartes mira siempre para otro lado.
En cualquier caso, el tiempo se encargará de desvelarnos el final de esta historia de idas y venidas para un Sergio Rodríguez del que muchos llevan tiempo esperando que saque al crack que lleva dentro.
Incluso parece que en el propio Betis todavía confían en que pueda hacerlo. Quizás por eso hayan hecho suyo eso de que “rectificar es de sabios”, puesto que no sólo evita cometer errores por los que podrían recibir críticas durísimas, sino también permite seguir al pie de la letra los consejos, prácticamente infalibles, de nuestro refranero.
J. Julián Fernández