Manifestación de aficionados del Real BetisDon Manué, como les gusta decir a los bobalicones que le siguen, está cogiendo punto de ebullición. Es decir, se está creciendo. Vamos, que está con ganas. Ha bastado una temporada nefasta en lo deportivo y calamitosa en la toma de decisiones por parte del consejo de administración –administrador judicial incluido-, para que el emperador del Fontanal saque nuevamente la cabeza y deje perlas de su rastrero y miserable estilo. Esta semana, sin ir más lejos, ha comentado a periodistas con ese gracejo suyo tan particular que “ya vamos a estar cogiendo el barco” o “que sigan tirando la casa”.

El ex mandatario se pasa por el forro la investigación de una jueza y los informes periciales emitidos hace tiempo y que confirmaban que desvió del Real Betis entre los años 1992 y 2007 la cantidad de 36 millones de euros. A Lopera poco le importan esos documentos que podrían demostrar el saqueo realizado a las arcas verdiblancas y por los que se le podría acusar de un delito societario continuado y de apropiación indebida. El sigue las consignas de sus abogados para torpedear todo lo posible el proceso judicial. Recordemos que la jueza Alaya abrió diligencias a los abogados de Lopera por “calumnias” contra los peritos de Hacienda. Pero, tal y como está la cosa en este país, Lopera pensará que si algunos piden perdón por sus errores y puede que se salven gracias a un indulto, él puede volver a reinar en Heliópolis porque cosas más difíciles se han visto.

La consigna está clara desde hace tiempo: hay que torpedear el trabajo de la jueza, alargar el proceso y esperar a que las cosas en lo deportivo no vayan para que el beticismo muestra su disgusto. Ese es el caldo de cultivo donde crecen los buitres y las ******** para hacer ruido y preparar el regreso del peor dirigente de la historia del Real Betis. El tiempo y la justicia dirán.

Pero para poner en marcha la campaña mediática de desprestigio de los actuales gestores y completar el cuadro, hacen falta más actores y por eso han aparecido por estribor personajes como Luis Oliver, el “maño” de La Muela, Manuel Castaño, Jaime Sacristán o ciertos periodistas como Lucas Haurie.

En este lienzo del esperpento y el desatino, falta la aparición estelar del otrora jefe de prensa, el insigne Iván Larriba que completaría un cuadro de barroquismo absurdo de ese Betis de pandereta y chuflas que nos tocó vivir durante unos años. Nada más que de pensar en que puedan volver a repoblar la planta noble del Villamarín me dan arcadas.

Sigamos luchando unidos y tengamos las ideas claras para que no vuelvan personajes denigrantes que convirtieron el club en un desgobierno absoluto de donde sacar una rentable tajada económica.


J.J. Barquin