El nigeriano durante un entrenamiento con el Real BetisEn el fútbol de hoy en día es casi más importante saber vender que comprar.

Sólo los grandes clubes europeos -los adinerados-, pueden permitirse despilfarrar el dinero, equivocarse en los fichajes y desprenderse de jugadores por cifras mucho menores a las que pagaron al adquirirlos.

Por eso para cuadrar cuentas es fundamental atinar en el capítulo de salidas.

Una premisa que en los últimos tiempos el Betis no ha sabido practicar. No hay más que repasar los años más recientes y sólo el traspaso de Beñat al Athletic de Bilbao se puede catalogar de una operación interesante en lo económico para los verdiblancos. Claro que no sólo por el dinero, sino por el propio rendimiento deportivo es fundamental deshacerse de jugadores.

Por eso, pese a que el ritmo no es el ideal y que todavía quedan muchos frentes abiertos, al Betis de este verano se le intuye la intención de aplicar el sentido común para 'quitarse' jugadores.
Futbolistas que en la mayoría de los casos ya demostraron su escasa valía en la temporada pasada en la que firmaron un descenso que se veía venir desde meses atrás.

Alexis, la cabeza visible de este Betis, se está esmerando en este sentido. Da la impresión de que el mismo criterio que exhibía cuando jugaba, lo está usando para desprenderse de jugadores.

Chica, a pesar del año de contrato que tenía, y Nacho, que rindió cuatro grandes temporadas pero que ya no ofrecía su mejor nivel, son ejemplos de esta política. Cierto es que sólo son pinceladas.

En la rampa de salida aparecen los nombres de Nosa, Paulaoy Braian Rodríguez. Tres futbolistas que no aportaron prácticamente nada el último curso y que, si el Betis busca la regeneración deportiva, deben salir. Ya sea por capacidad futbolística o compromiso, el caso es que no parece lo más indicado que la entidad verdiblanca apueste por ellos para el ascenso.

Otro asunto es la habilidad que tenga el Betis, en este caso Alexis, para colocarlos e incluso sacar tajada económica por ellos. Un gran reto, que por ejemplo sí superó con la rebaja salarial de Perquis.

Probablemente haya más casos de jugadores que quedaron señalados la campaña pasada por su nivel deportivo y que aún permanecen en la plantilla verdiblanca.

Cierto es que al Betis también se le escaparon futbolistas que hubieran sido interesantes para Segunda División. Son los casos de Antonio Amaya y Salva Sevilla, que acabaron contrato con el club y se marcharon gratis. Ninguno era imprescindible, pero sí ofrecían ciertas garantías. En cualquier caso el balance en el capítulo de salidas no anda desencaminado por ahora.

También hay que valorar los que se quedan, si finalmente lo hacen. No hace falta ser un erudito del fútbol para saber que si Jorge Molina, Rubén Castro y Antonio Adán siguen en la disciplina verdiblanca, las opciones de ascenso son más alta que si no lo hacen. Por eso hay que saber vender y desprenderse de jugadores, pero también conservar los que aportan.

De momento y, aunque en muchos casos sólo sea un esbozo de intenciones, se impone el sentido común. Eso sí, queda mucho trabajo.


Javier Carbonero