El quinto y el sexto, cuando todavía no han jugado, pueden dejarnos dos jornadas sin siquiera poder acercarnos a la zona de play offs, algo que por cierto nuestro míster defendía como que era una solución factible para subir.
Podíamos seguir con más matemáticas, con más datos, con números como la cantidad de abonados, los sueldos de nuestros jugadores, los goles encajados, la suma de partidos horrorosos o la de partidos que hemos sido remontados.
Matemáticas que llevan a fórmulas ya irresolubles, como que hace dos jornadas que quizá hubiese sido necesario revertir la ecuación que nos deja a 7 puntos del líder, sacando la ya poco incógnita M de míster para poder situar otra que lleve a dar valor añadido a la suma de jugadores que hacen un conjunto de once.
Muchas veces pienso si los entrenadores plantean los partidos si van perdiendo dos a cero desde el propio inicio, pero hoy me he planteado si también tienen previsto en caso de ir ganando dos a cero. De eso la historia reciente del Betis tiene buenos y sufridos ejemplos.
Quería haberme equivocado hace dos semanas, quería no creer el titular de un compañero de Betisweb que titulaba a modo de pregunta "una raya en el agua" pero, maldita sea, ambos llevábamos razón, y es algo que me mosquea profundamente, porque quien sabe de esto no soy yo, y tengo razón y razones para pensar que el equipo no es tan rematadamente malo, pero puede estar rematadamente mejor dirigido.
El tiempo apremia, y el tiempo también entra en las matemáticas del Betis.
Desgraciadamente la deriva institucional y del primer equipo sacude todo lo que de bueno se nos pueda dar la jornada, pero los filiales han ganado, y aunque sea la última línea, felicidades.
Juan Carlos Pérez